Hay científicos dedicados a estudiar qué mensajes e incentivos son más efectivos a la hora de convencer a los ciudadanos de seguir pautas contra el coronavirus, ya sea taparse la boca, lavarse las manos, separarse dos metros o descargarse una app de rastreo. Los expertos piden más investigación en España en esta área.
Investigadores de la Universidad de Barcelona dicen haber detectado SARS-CoV-2 en residuos cloacales congelados en la ciudad condal cuando faltaban más de nueve meses para el primer brote. Aseguran que no cambia la historia de la epidemia, que comenzó en Wuhan, aunque el virus circularía desde mucho antes. El hallazgo crea dudas a otros expertos y es difícil de contrastar: ya no hay restos de las muestras.
Pocos querrán ahora estar en la piel de quien tenga que reabrir un centro escolar. Los expertos resaltan tres mensajes: no existe el riesgo cero; imponer medidas estrictas solo en los colegios no será útil; y es urgente abordar los retos cuanto antes. Repasamos las evidencias en las que apoyar la toma de decisiones para la reincorporación a las aulas.
El 80 % de todas las infecciones podría proceder de un 10 % de todos los positivos. Si la pandemia depende tanto de los puntos calientes de la transmisión, esa es su debilidad. Una estrategia eficaz contra los rebrotes sería concentrar el esfuerzo en evitar esos focos. Antes hay que aprender a predecirlos, claro.
Es pionero en el estudio de la relación entre dieta y envejecimiento. Al inicio de la pandemia, él y otros investigadores se ofrecieron a asesorar al Gobierno “para salir lo mejor posible de esta situación dando pasos basados en la ciencia”. Le preocupa en extremo que la población relaje demasiado las precauciones y vivamos una segunda ola durante el verano, “algo terrible para las personas mayores”.
Tras anunciarse que a finales de 2019 pudo haber un primer positivo de SARS-CoV-2 en Francia, la OMS aconseja buscar sospechosos desde noviembre. En España, los ‘detectives’ que trazan la evolución de la pandemia no creen que el virus campara a sus anchas, silente, mucho antes de los primeros casos conocidos.
Para esta economista, el “principal reto” al que nos enfrentamos es mantener el equilibrio entre economía y salud. Perderlo supondrá o bien caer en un abismo económico, o bien colapsar las UCI. Avanzar por el filo de ese cuchillo requerirá un “ajuste muy fino” de medidas que eviten desde la masificación en el metro hasta el avance de la desigualdad.
Si he superado la COVID-19, ¿soy ya inmune? ¿Puedo dar besos sin miedo a contagiar? Responder con certeza todavía no es posible y menos aún con una prueba rápida. Ni todas informan de lo mismo ni son igual de fiables. Aún está lejos el día en que cualquiera pueda saber con un pinchazo si tiene defensas permanentes contra el virus y no puede contagiarlo.
Ya hay 150 secuencias de SARS-CoV-2 de pacientes en España. La más antigua se obtuvo de un paciente el 25 de febrero, en Madrid. El 26 se tomó otra muestra en Valencia. Comparando estas y otros centenares se sabrá no solo cómo llegó el virus, sino si funcionan las medidas de contención o si el virus se está volviendo más agresivo. Por ahora no se ve cambio alguno.
El Gobierno pide predicciones sólidas que le ayuden a decidir cuánto prolongar el estado de alerta. Los investigadores deben primero conseguir los muchos datos que necesitan y que están dispersos por comunidades autónomas e instituciones. Después tendrán que armonizar los resultados de numerosos modelos distintos. Todo en apenas una semana.