Descrito por primera vez en Japón en 2009, este hongo microscópico es resistente a los antifúngicos habituales y mantiene un ritmo acelerado en su expansión. Los expertos creen que el aumento de la temperatura global por el cambio climático podría estar detrás de su origen.
Nuestro cerebro no solo registra lo que vemos, sino que organiza esa información en estructuras geométricas complejas. Esta capacidad, esencial para orientarnos y recordar, se basa en la actividad coordinada de distintas poblaciones neuronales que construyen mapas mentales dinámicos y precisos.