Un análisis publicado en Nature describe cómo una roca recogida en 2024 en el cráter Jezero contiene compuestos químicos y patrones minerales que podrían estar vinculados a antiguos microbios marcianos. Los autores advierten de que aún es necesario confirmar si estas señales corresponden realmente a vida.
Una nueva señal de ondas gravitacionales ha permitido comprobar con precisión teorías clave sobre la masa, el giro y la evolución de los agujeros negros. El análisis del eco final tras la colisión confirma predicciones fundamentales de la relatividad general y la termodinámica.