El mundo de hoy no es el futuro de coches voladores y robots sirvientes que se imaginaba en el siglo pasado, y la visión actual de lo que el progreso debe traernos ha cambiado. Lo que esperamos de la ciencia para las próximas décadas es que encuentren soluciones contra el cambio climático y otras amenazas que ponen en riesgo nuestra supervivencia y la del planeta.
Entre los proyectos de búsqueda de civilizaciones extraterrestres, en los últimos años ha tomado fuerza la idea de que la polución en la atmósfera de planetas lejanos puede ser una tecnofirma, una pista de la presencia de tecnología avanzada. Algunos telescopios actuales pueden detectar estos rastros, y otros en proyecto aumentarán las opciones.
En los últimos años se ha popularizado el mensaje de que las pantallas de móviles y portátiles nos someten a un bombardeo de luz azul perjudicial para la salud. A la sombra de esta idea ha proliferado una extensa oferta de productos que dicen protegernos de este nocivo influjo. Damos por hecho que todo esto es cierto sin comprobar qué dice la evidencia científica.
Los organoides cerebrales, versiones funcionales y en miniatura de estructuras reales del cerebro humano, son una nueva tecnología en crecimiento con extensas aplicaciones en investigación y, quizá en el futuro, también en medicina regenerativa. Pero al simular un órgano pensante, plantean un debate más allá de la ciencia: ¿podrían llegar a ser conscientes?
Esta enfermedad es una de las dolencias con mayor impacto en la sociedad actual por su frecuencia y efectos. A pesar de toda la investigación, sus causas aún son un misterio, lo que dificulta la prevención y tratamiento. En los últimos años crece la teoría de un componente infeccioso, lo que abre el camino hacia nuevos enfoques en la lucha contra este mal.
En países de renta media y baja hay un fácil acceso a plaguicidas venenosos que están prohibidos en el mundo desarrollado. La experiencia muestra que prohibir estos compuestos y sustituirlos por otros menos peligrosos reduce no solo los suicidios por ingesta de estos productos, sino también las cifras generales de muertes autoprovocadas.
Aunque los fármacos anticonceptivos para hombres empezaron a desarrollarse casi al mismo tiempo que los femeninos, más de medio siglo después aún no hay ningún producto en el mercado. La falta de inversión y otros impedimentos han mantenido congelada la promesa de un paso necesario hacia la equidad, que finalmente podría llegar en los próximos años.
¿Es necesario tomar ocho vasos de agua al día? ¿Debemos evitar beberla fría cuando estamos muy acalorados? ¿En qué casos son preferibles las bebidas isotónicas? Reponer los líquidos que perdemos es más importante que nunca cuando el calor aprieta, pero entre mitos y mensajes publicitarios es difícil saber cuáles son los consejos con verdadero fundamento científico.
Insistir en la necesidad de la protección solar es esencial, sobre todo cuando esta precaución también ha caído en el punto de mira de la plaga negacionista en redes sociales. Incluso quienes buscan información fidedigna se sienten confundidos entre bulos y mensajes alarmistas o discordantes. ¿Qué producto conviene utilizar? ¿Son eficaces? ¿Son seguros? ¿Son ecológicos? Esto es lo que dice la ciencia actual.
Aplacar el dolor aún depende de fármacos que apenas han progresado desde los remedios tradicionales, y algunos de ellos, como los opioides, causan serios problemas de adicción. Esto afecta especialmente a las personas que padecen dolor crónico, un mal invisible e incomprendido. Hoy los hallazgos recientes guían el desarrollo de nuevos tratamientos.