Ni el hielo más remoto del planeta escapa a esta amenaza invisible. Genes de resistencia a los antibióticos se encuentran en excrementos de aves migratorias, casquetes polares en retroceso y sedimentos del océano austral. Su dispersión no conoce fronteras y avanza por la contaminación humana y el cambio climático.
Estos animales casi no enferman de cáncer, por lo que pueden ser modelos prometedores para observar cómo envejecer de forma saludable. En los pocos casos donde aparecieron tumores, nunca se propagaron.