El oso pardo es una especie emblemática de Europa que requiere proteger todo su ecosistema. Más de 20 años de investigación muestran que algunas poblaciones no hibernan, que los ejemplares del sur comen más plantas y que los de Finlandia alcanzan mayor tamaño. Estas diferencias ayudan a diseñar planes de conservación más efectivos y aplicables a otras especies.
Su introducción y expansión están modificando los ecosistemas locales y representan un riesgo creciente para la biodiversidad autóctona. La colaboración internacional dentro y entre las entidades políticas de la península ibérica es esencial para mitigar de manera efectiva los impactos de las invasiones biológicas.
En zonas rurales marcadas por el abandono y la matorralización, la ganadería extensiva se reinventa gracias a la combinación de técnicas tradicionales y tecnología. Proyectos innovadores convierten a los pastores en aliados que gestionan el territorio, protegen especies autóctonas, reducen el riesgo de incendios forestales y generan nuevas oportunidades económicas.
Este logro es fruto de las liberaciones de esta especie iniciadas en 2021 por GREFA en Asturias, que han obtenido el aval internacional de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza. Con tan solo 25 ejemplares reintroducidos y en un tiempo de cuatro años, que nazca un pollo es todo un éxito en este tipo de proyectos.
Un estudio reciente revela que estos diminutos habitantes de Fiyi enfrentan una caída dramática que refleja una crisis más amplia dentro del mundo de los insectos. Los expertos destacan que estas pérdidas coinciden con la colonización del archipiélago, poniendo en riesgo procesos ecológicos esenciales como la polinización y la fertilidad del suelo.
La campaña “Underwater Oases of Mar Del Plata Canyon: Talud Continental IV” explora el cañón submarino Mar del Plata, una región de alta biodiversidad y escasamente estudiada del Atlántico sur. Se transmite en vivo por YouTube.
Las esponjas que habitan en el Atlántico Norte y el Ártico desempeñan un papel esencial en los ecosistemas marinos profundos, pero su fragilidad frente a las alteraciones humanas las sitúa en una posición vulnerable. Un análisis genético revela los riesgos que enfrentan sus poblaciones.
Investigadoras del CSIC estudian los mecanismos de supervivencia vegetal en zonas áridas, donde las rocas de yeso podrían actuar como una nueva fuente de agua.
En algunos ecosistemas, este tipo de incendios son aliados esenciales en el desarrollo de la biodiversidad. El botánico Fernando Ojeda desmonta los estigmas que pesan sobre el fuego y señala que la actividad humana que modifica el paisaje favorece peligrosamente la propagación de las llamas.
Tras analizar más de 3 000 fósiles, una investigación demuestra que la biodiversidad del pasado podía compensar las especies extintas con otras nuevas capaces de desempeñar el mismo rol. No obstante, en la actualidad el ritmo de desaparición es tan alto que podría desequilibrar el sistema.