El catedrático de Geografía de la Universitat de València Artemi Cerdà apuesta por el mantenimiento de la población viva en las áreas de interior de la península Ibérica, y actividades como la agricultura y la ganadería, para evitar la acción del fuego. Los expertos debaten en Valencia nuevas metodologías para frenar la erosión hídrica de los suelos.
El catedrático de Geografía de la Universitat de València Artemi Cerdà ha advertido hoy que el abandono de las zonas rurales ha incrementado el riesgo de incendios tanto en la Comunitat Valenciana, como en el resto de la península Ibérica. “Durante el último medio siglo hemos permitido que las áreas de interior de nuestro país queden despobladas y se han dejado de realizar actividades como la agricultura y la ganadería, con lo que se ha producido un crecimiento voraz de la cubierta general”, argumentó Cerdà en el curso ‘Procesos, tasas, métodos y control de la erosión hídrica en España’ que se celebra esta semana en las instalaciones del CEMACAM Font Roja de Alcoi y en la Estación Experimental para el estudio de la Erosión de Suelo de El Teularet- Sierra de Enguera.
Cerdà destacó que la revegetación de los campos de cultivo o las repoblaciones de pino “han convertido las masas boscosas en más prolíficas, más favorables para el fuego”. Por esta razón, el catedrático considera que para la gestión forestal es fundamental “el mantenimiento de una población viva en el ámbito rural”, como también “políticas de gestión y ordenación del territorio que tengan en cuenta que los ecosistemas mediterráneos son construidos mediante el fuego”.
Degradación de suelos por erosión hídrica
La erosión hídrica es uno de los procesos que lidera la degradación de los suelos y la desertificación del territorio. Las condiciones ambientales mediterráneas y la milenaria acción humana han desencadenado procesos de erosión y alteraciones edáficas relevantes en el contexto ambiental, pero también económico y social.
El estudio científico de la pérdida de suelo es reciente en España, pero como se está comprobando en las charlas impartidas en el curso organizado por la Universitat de València se dispone de mediciones y estimaciones que permiten apuntar hacia algunos manejos agrícolas y forestales como los responsables de la aceleración de la pérdida de suelo. También se han desarrollado sistemas de control de la erosión que han atenuado el impacto de manejos y estrategias poco sostenibles como argumentó Juan Albaladejo, del Centro de Edafología y Biología Aplicada del Segura (Consejo Superior de Investigaciones Científicas).
En el curso, se presentan seis ejemplos de estudios realizados durante dos décadas por grupos de investigación nacionales, además de un día de trabajo de campo para presentar las técnicas de medición y las estrategias de control de la erosión en el campo. En la charla dedicada a la Erosión de suelos y recursos hídricos en el Pirineo impartida por José María García Ruiz del Instituto Pirenaico de Ecología (CSIC) se comprobó cómo los procesos erosivos se han visto ralentizados desde los años 50 por la recuperación de la vegetación tras el abandono del campo. Esto también ha provocado una reducción de los caudales disponibles, con evidencias claras de pérdidas de recursos hídricos superficiales.
Juan Albaladejo impartió la conferencia sobre el Control de la erosión en espacios desertificados y apuntó la difícil situación en el sudeste peninsular, pero hizo hincapié también en que hay recursos técnicos para recuperar los suelos degradados.
Albert Solé, de la Estación Experimental de Zonas Áridas en Almería revisó sus más de 20 años de estudios sobre los Procesos erosivos en suelos con escasa cubierta vegetal: Badlands y espartales. Subrayó la necesidad de protección de estos espacios que son extremadamente frágiles ante las alteraciones.
La jornada de hoy, además de diversos debates, se ha dedicado a la presentación de las instalaciones de la Estación Experimental para el Estudio de la Erosión Hídrica del Suelo de El Teularet-Sierra de Enguera, a la revisión de los métodos de medición y a la visita a la zona incendiada en 2008 de Navalón (Enguera) donde se pudieron discutir los efectos de los incendios sobre los ecosistemas mediterráneos y su papel en la aceleración de la erosión del suelo.