El Centro de Servicios y Promoción Forestal y de su Insdustria de Castilla y León (Cesefor), con sede en Soria, está valorando diferentes sistemas de medición del CO2 capturado por los bosques, con el fin de encontrar el más ajustado y eficaz en el contexto regional. Para ello, uno de sus técnicos, Iñigo Lizarralde, está recabando informaciones sobre los diferentes modelos y, en especial, sobre uno que ya se esta aplicando en Canadá con éxito desde hace 20 años. Se da la circunstacia de que este país es avanzado en la materia, siendo referente en el campo de la investigación sobre el área.
Según ha señalado, dos son los principales objetivos del sistema canadiense que podrían llegar a aplicarse en Castilla y León. En primer lugar, la herramienta sirve para poder simular sistemas de gestión y ver, de esta manera, cual es el balance de CO2 aplicando uno u otro método. Por otra parte, el sistema se utilizaría para el Inventario Nacional de Emisiones, documento que cada país debe aportar anualmente en virtud de los acuerdos de Kioto.
Según indica Lizarralde, el proyecto está todavía en una fase muy inicial. En su día se vio que este sistema de contabilidad de CO2 podía ser muy interesante y se decidió comenzar a trabajar para su adaptación a España. Hace pocas fechas el técnico ha estado en Canadá recopilando datos, y está previsto que vuelva este verano y en la primavera de 2010. El objetivo es ir complementando la información para en el plazo de aproximadamente tres años aplicar un sistema básico. Lizarralde destaca el carácter pionero de la iniciativa por parte de Castilla y León, no sólo en España, sino en el resto de Europa tal y como se plantea desde Canadá. Insiste, en este sentido, que no se trata de copiar, sino de adaptar el sistema, tratando de observar durante este tiempo los problemas que puedan surgir.
Para ello será importante valorar los resultados de la experiencia que se está desarrollando en México, país que ya ha realizado parte del trabajo inicial y cuyas vicisitudes pueden ser de gran utilidad para lo que se quiere implantar aquí.
El hecho de que los ecosistemas de países como Canadá y España sean muy diferentes hace que el trabajo sea muy laborioso. Así, no es lo mismo, por ejemplo, trabajar sobre los datos de bosques con poca variedad pero grandes dimensiones como sucede en Canadá, que en zonas como España, con menos cantidad pero una gran variedad debido a las peculiares condiciones climáticas. Al comienzo, el sistema se centrará en Castilla y León como región piloto, introduciendo datos referidos a unas determinadas especies.
Una vez que se consiga esto habrá suficientes elementos de juicio para conseguir los dos objetivos referidos de sistemas de gestión y aportación al inventario de emisiones. Los elementos que se utilizan son aspectos como el Inventario Forestal Nacional, datos climáticos, incidencia de incendios y otras perturbaciones, dimulaciones de gestión, ecuaciones de biomasa o datos de suelo y materia orgánica, entre otros. Todo esto y mucho más se implementa en un programa informático que se va complentado continuamente de forma que, según Lizarralde, el trabajo es continuo, pues siempre habrá especies y datos que se puedan introducir con el paso de los años.
Opciones de gestión
El sistema permitirá saber qué opciones de gestión maximizan el CO2. "El objetivo de maximizar CO2 es compatible con una gestión forestal sostenible que incluya la producción de madera", señala Lizarralde. Y es que el técnico destaca que la contribución de captura de CO2 también se da en los productos de madera, pues un mueble secuestra el CO2 que con anterioridad ha capturado el árbol a partir del cual se ha elaborado.
Respecto a la aportación al Inventario Nacional de Emisiones, destaca el técnico que cuando se implante una nueva forma de contabilidad mundial de emisiones a partir de 2013, la puesta en marcha de esta iniciativa permitiría tener en cuenta aspectos nuevos como los métodos de gestión o, por ejemplo, la aportación en la retención de CO2 por parte de los productos elaborados a partir de la madera. A finales de este año, en Copenhague se decidirán los nuevos elementos de contabilidad que actualicen el protocolo de Kioto.