La nube de ceniza del volcán Eyjafjalla, las partículas radioactivas de Fukushima o saber cómo se mueven los contaminantes es esencial para mejorar la gestión de catástrofes naturales. Este es el ámbito de estudio de un proyecto del Instituto de Ciencias Matemáticas (ICMAT) que cualquier persona puede apoyar a través de la plataforma de financiación PRECIPITA, presentada hoy por la Secretaria de Estado de Investigación y la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT).
¿Qué tienen que ver las matemáticas con la gestión de catástrofes como la de Fukushima, la erupción del volcán islandés Eyjafjalla y los vertidos de petróleo? Todos estos fenómenos tienen algo en común: sus partículas –ya sean material radiactivo, cenizas o contaminantes relacionados con el crudo- son transportadas por las corrientes océanicas o atmósfericas, y tras su dinámica aparentemente caótica se esconde un orden sutil que puede ser descifrado gracias a las matemáticas.
Del estudio de estos fenómenos se ocupa el proyecto de investigación del ICMAT Los fluidos de la Tierra: ¿cómo se mueven en ellos las partículas? y, ahora, cualquier persona puede apostar por él gracias a la puesta en marcha de la plataforma de financiación colectiva PRECIPITA, una iniciativa de la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT) que ha sido presentada hoy por la Secretaria de Estado de Investigación, Carmen Vela.
Ana Mª Mancho, investigadora del ICMAT que dirige este proyecto, lo explica así: “En nuestro planeta, todo fluye. El océano, la atmósfera... están en constante movimiento. Incluso el interior de la Tierra, aunque en otras escalas de tiempo. Describir cómo se mueven los fluidos y cómo se dispersan las partículas es fundamental en muchos ámbitos. Por ejemplo, encontrar patrones de orden en la dispersión de cenizas del volcán islandés Eyjafjialla, cuya erupción en 2010 mantuvo en alerta a toda Europa, fue todo un reto, y lo sigue siendo”.
El trabajo, prosigue, “aportará herramientas para la gestión eficiente de catástrofes naturales y permitirá, durante los próximos tres años, un intercambio de ideas con científicos de distintas áreas con los que colaboramos: vulcanólogos, oceanógrafos y físicos de la atmósfera se beneficiarán de las aportaciones de este proyecto”. Las herramientas matemáticas desarrolladas ayudarán a entender la dispersión de partículas que se produce en los fenómenos geofísicos y servirán para evaluar la calidad de los modelos en los que se basan las predicciones, asegurando así una respuesta eficaz y fiable a los desastres naturales que puedan acontecer.
Conocer y predecir el comportamiento aparentemente caótico de fluidos como las corrientes oceánicas y atmosféricas o la evolución de tornados y huracanes es un problema de gran interés para los científicos. Por ejemplo, después del accidente de Fukushima muchos oceanógrafos se preguntaron cómo se dispersaron en el mar los componentes radiactivos liberados y si estos habían podido contaminar las aguas del sureste de Japón.
El trabajo de investigación liderado por Ana Mª Mancho puede responder a estas preguntas. Encontrar el orden subyacente en este caos aparente sigue siendo un desafío y, para afrontarlo, se necesitan de las matemáticas, que actúan como hilo conductor y funcionan como u lenguaje universal que sirve para entender un mundo en constante cambio.
Para arrancar este proyecto, es necesario obtener una financiación de entre 19.500 y 24.000 euros. Jezabel Curbelo, investigadora del ICMAT, explica que con ello se financiará “un equipo de cálculo con el que realizaremos las simulaciones que probarán la eficacia de nuestras herramientas matemáticas en áreas como la geofísica y la oceanografía”.
Si se alcanza el mínimo (19.500 euros), será posible adquirir el equipo de cálculo básico para llevar a cabo las primeras simulaciones. Si se logra el nivel óptimo (24.000 euros), se podrá completar este equipo de forma que se disponga de más capacidad de cálculo y sea posible obtener mejores resultados en menos tiempo.
Iniciativas como la plataforma PRECIPITA sirven no sólo como herramienta de financiación –y como forma de que el público decida a qué proyectos da su apoyo, y en qué medida- sino también de divulgación. Como señala Mancho, “la gente puede darse cuenta del coste real de la ciencia”.
Precipitar la investigación
PRECIPITA nace con el objetivo de poner a disposición de la comunidad científica una herramienta que dé a conocer sus proyectos de investigación y divulgación científica para que la sociedad los valore y pueda participar activamente en ellos a través de microdonaciones.
Durante la presentación de esta plataforma, Carmen Vela ha subrayado que el crowdfunding es una práctica muy bien entendida en otros países, sobre todo anglosajones. España no es el primer país en apostar por la financiación colectiva de la ciencia como fuente complementaria. Ya países punteros en I+D+I, como Reino Unido, tienen una amplia tradición en este tipo de colaboración privada donde las aportaciones individuales a la ciencia son nueve veces mayores que en nuestro país.
Por su parte, el Director General de FECYT, José Ignacio Fernández Vera, ha destacado que PRECIPITA es un instrumento esencial para mejorar la comunicación de los científicos con el entorno más próximo, consiguiendo hacer tangible el valor de su investigación y garantizando un efecto mayor en la sociedad.
Actualmente, la plataforma arranca con 12 proyectos (nueve de investigación y tres de divulgación), que abordan, desde el método de detección precoz del VIH en niños menores de 18 meses al desarrollo de un videojuego de estimulación cognitiva accesible a personas con discapacidad intelectual, o la detección y seguimiento del cáncer cerebral más común y dañino, entre otros.
Todos los proyectos que puedan ser objeto de financiación deben cumplir unos requisitos establecidos por FECYT para garantizar la rigurosidad e idoneidad: Los proyectos sólo recibirán el dinero -hasta un máximo de 25.000 euros- si llegan a su objetivo mínimo de financiación en un periodo de 90 días. Si transcurrido este tiempo el proyecto no alcanza el objetivo establecido, se devolverá el importe íntegro de la donación.
Con cada aportación se recibe una recompensa individual, en agradecimiento a la colaboración, que varía en función de la cantidad económica que se aporte. Las recompensas pueden ser tangibles (un objeto relacionado con el proyecto, una publicación, etc…) o intangibles (agradecimiento personalizado, visitas al centro de investigación, participación en las actividades de divulgación, invitación a conferencias, etc…).
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