Se trata de la primera vez que se utiliza en un hospital público de España un maniquí con columna vertebral plomada, diseñado exclusivamente para la formación práctica en maniobras del bloqueo del dolor en las zonas lumbar, dorsal y cervical.
Especialistas en el abordaje del dolor procedentes de diferentes centros hospitalarios de España actualizan estos días conocimientos y formación práctica en el manejo de técnicas en anestesia regional y local, en un curso que se celebra en el Hospital Universitario Nuestra Señora de Candelaria (Tenerife) dependiente de la Consejería de Sanidad del Gobierno de Canarias y también en la Facultad de Medicina de la ULL.
Una veintena de anestesiólogos se forman estos días 11 y 12 de noviembre durante la celebración del IV Curso de Anatomía e Intervencionismo en Dolor Crónico y Anestesia Regional con disección anatómica, organizado por los doctores del servicio de Anestesiología, Reanimación y Tratamiento del Dolor del Hospital Universitario Ntra. Sra. de Candelaria, Javier Arranz, Rafael Calvo y Azahara Sancho. La apertura corrió a cargo de la directora Gerente del HUNSC, Dra. Mercedes Cueto, y del catedrático de Anatomía Humana de la ULL, Dr. Agustín Castañeyra.
Además de las sesiones teóricas, se han organizado varias clases magistrales que permiten a los asistentes perfeccionar los conocimientos adquiridos y las técnicas quirúrgicas mínimamente invasivas que suelen aplicarse en pacientes con dolores crónicos o agudos cuyo tratamiento médico y farmacológico previo no ha sido efectivo.
Simulador anatómico para aprendizaje
La novedad de este curso de formación reside en la utilización, por primera vez en España para esta especialidad en concreto, de un simulador de aprendizaje con forma de torso humano que comprende la zona lumbar, dorsal y cervical, que además está provisto de una columna vertebral bañada en plomo en su interior, de manera que facilita la visualización de esta parte del cuerpo en aparatos de diagnóstico por imagen para detectar dianas y nervios.
“Se trata de un gran avance para la formación de los especialistas de anestesia ya que permite practicar técnicas intervencionistas habituales en el tratamiento del dolor en un maniquí, sin tener que recurrir al entrenamiento tradicional que se efectuaba en cadáveres y en pacientes”, explica el Dr. Javier Arranz.
Para el Dr. Rafael Calvo, “el futuro del aprendizaje de este tipo de procedimientos percutáneos mínimamente invasivos pasará por la utilización de estos maniquís puesto que simplificarán muchísimo la formación de los anestesiólogos”.
La figura del anestesiólogo en el abordaje del dolor
El dolor es una de las causas más frecuentes de las visitas de los pacientes a las consultas médicas ya que se convierte en un elemento invalidante capaz de mermar la calidad de vida de quien lo sufre. Desde el punto de vista médico, el dolor se trata en primer lugar con farmacoterapia; pero si el resultado no es el deseado, se utilizan otros procedimientos para remitirlo, como las intervenciones mínimamente invasivas y las quirúrgicas.
Los nervios son los transmisores de la sensación del dolor, de ahí que para controlarlo haya que trabajar con estos canales conductores En este punto aparece la figura del anestesiólogo en el tratamiento del dolor agudo o crónico y su papel consiste, básicamente, en bloquear la sensibilidad de determinados nervios o terminaciones nerviosas para evitar que la señal de dolor o sufrimiento llegue al cerebro.
“Gracias a las técnicas percutáneas poco invasivas que realizan los anestesiólogos, se consigue mejorar la calidad de vida de un paciente erradicando el sufrimiento y el dolor, aunque siga teniendo una enfermedad de base”, determinan los especialistas del servicio de Anestesiología del Hospital Universitario Ntra. Sra. de Candelaria, quienes colaboran a diario con los profesionales sanitarios de la Unidad del Dolor, Neurocirugía, Oncología Radioterápica o Cuidados Paliativos, entre otros.
También participan en la organización de estas jornadas teórico-prácticas el departamento de Anatomía Patológica de la Universidad de La Laguna (ULL), la Clínica Universitaria de Navarra y el Hospital Universitario Puerta de Hierro de Madrid.
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