Nueva sede en La Coruña

Por fin, MUNCYT

Ramón Núñez es el director del Museo Nacional de Ciencia y Tecnología (MUNCYT), que ahora inaugura su nueva sede en La Coruña. Núñez nos presenta la historia y la filosofía de un proyecto que lleva gestándose 30 años y que “asume un modelo descentralizado, que en definitiva ha de permitir estar más cerca de todos los ciudadanos”.

Por fin, MUNCYT
Ramón Núñez. Imagen: SINC

En unas Jornadas sobre Protección y Revalorización del Patrimonio Industrial, celebradas en Baracaldo en 1982, el recién nombrado primer director del Museo Nacional de Ciencia y Tecnología, José María Losada Aranguren, presentó una ponencia donde exponía los problemas entonces existentes relativos a la ubicación del museo –en la antigua estación de ferrocarril de Delicias en Madrid– y señalaba que “la posibilidad de pensar en una localización dispersa del Museo, evidentemente más factible que en otros tipos de museos (...) lleva a un entendimiento distinto del término ‘nacional’ que adjetiva a nuestro Museo”.

"Necesariamente han de crearse nuevas sedes, y estoy seguro de que se conseguirán allá donde exista voluntad para hacerlo"

Treinta años después, sus palabras han adquirido un matiz de profecía y la nueva realidad del Muncyt se expresa en La Coruña. Para muchos españoles se trata de la primera noticia sobre la existencia de una institución que lleva trabajando en la sombra todo este tiempo. En 1982 se comenzó a elaborar la colección del museo, y en octubre de 1997 se abrió una sala de exposición con las piezas más notables en un ala de aquella estación de Delicias, donde desde el año 2000 se realizan también actividades.

Durante todos estos años, la insatisfacción con las condiciones de ese emplazamiento provocaba la búsqueda de ubicaciones del museo en otros edificios de Madrid, e incluso en otras ciudades como Sevilla, Valladolid y Valencia.

La nueva sede en La Coruña, consecuencia sin duda de la experiencia social que implica que una ciudad de su tamaño haya puesto en marcha tres museos científicos, marca un hito muy importante, no solo en la historia del MUNCYT, sino también en su propia definición, subrayando su apellido de ‘nacional’.

La situación de la ciudad, en el extremo noroeste del país, sugiere inevitablemente que el actual proyecto museológico asume un modelo descentralizado, que en definitiva ha de permitir estar más cerca de todos los ciudadanos y así mejor cumplir la misión de un servicio público que quiere “contribuir a la educación científica y tecnológica de la sociedad española”.

Ahora hemos visto que construir una sede para el Museo Nacional de Ciencia y Tecnología es posible. Ha sido en Galicia, y esta circunstancia ya ha contribuido a manifestar la sensibilidad del museo, por ejemplo, hacia la realidad lingüística, que se concreta en la realización de las primeras ediciones del Sidereus Nuncius de Galileo en catalán, gallego y euskera. El símbolo se completaba con una nueva edición castellana y un facsímil de la primera edición en latín. La exposición conmemorativa visitó cuatro ciudades españolas.

El modelo necesita desarrollo. Necesariamente han de crearse nuevas sedes, y estoy seguro de que se conseguirán allá donde exista voluntad para hacerlo. Hemos visto que es posible, aun en tiempos tan difíciles como los de ahora. Por otro lado, habremos de optimizar los recursos. Por ello, la descentralización debe llevar paralelo un proceso de integración, y por fortuna en España existen ya más de una veintena de instituciones museísticas en relación con la cultura científica; son fruto de muy diversas iniciativas, pero comparten sus objetivos y realizan actividades similares. No hay otro modo de construir una red que creando uniones. Esta es quizás ahora la tarea más urgente.

Fuente: SINC
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