La Universidad de Zaragoza participa en un nuevo proyecto de envases activos para frutas, en concreto, en un envasado activo de nectarinas de cuarta gama. El objetivo es conseguir alargar la vida útil de esta fruta mínimamente procesada en fresco y favorecer su comercialización. Además se busca que el nuevo envase garantice la seguridad microbiológica del producto por un periodo de tiempo mayor, y que mejore las cualidades sensoriales del producto final conservando la textura, sabor y aroma originales.
La tecnología de envase activo aporta soluciones que pueden facilitar el proceso y comercialización de materias primas, en las que, como la nectarina, España es líder en producción.
Una uva todavía más saludable y que se conserva apta para el consumo durante más tiempo. Esto es lo que ha conseguido un equipo de científicas del Instituto de Ingeniería de Alimentos para el Desarrollo (IUIAD) de la Universitat Politècnica de València. La clave reside en recubrir la uva con un film comestible hecho a base de propóleo, una sustancia natural que elaboran las abejas a las que se le atribuyen diversos efectos beneficiosos para la salud.
Comerse 12 uvas, una por cada campanada del reloj a las 12 de la noche del 31 de diciembre es una tradición en España.
Como alternativa al tratamiento térmico tradicional para la descontaminación de diversos productos lácteos, la tecnología de altas presiones es altamente recomendable. De hecho, los resultados, especialmente en los preparados de fruta y para la inactivación de mohos y levaduras en otros productos lácteos, “han sido muy positivos y prometedores”.
Un grupo de investigadores del Instituto de Investigación en Ciencias de la Alimentación (CSIC) identificó hace un tiempo péptidos con actividad antihipertensiva a partir de proteínas lácteas. Ahora, un ensayo clínico de doble ciego ha demostrado su actividad antihipertensiva en humanos. Los péptidos, que se van a comercializar como ingrediente alimentario, pueden ser incorporados a numerosos productos, ya que resisten procesos habituales de la industria alimentaria como la pasteurización, la homogeneización y el secado por atomización.
Cuando en junio de 2008 el físico Otger Campàs preguntó en la Universidad de Harvard (EE UU) si accederían a pagar los gastos de Ferran Adrià en caso de que aceptara ir a Cambridge a impartir una charla sobre ciencia y cocina, el profesor David Weitz le respondió de forma afirmativa, pero se preguntó para qué querría ir a la universidad el mejor cocinero del mundo.
Científicos y cocineros ensayan con emulsiones.
El físico catalán Otger Campàs muestra el cartel sobre ciencia y cocina.
La ciencia y la cocina se fusionan en Harvard.