Recientemente, un estudio demostraba que el tipo de vida y las actividades que realizamos en nuestro día a día influyen en el deterioro o no del funcionamiento cognitivo. Una vida sana y activa, social e intelectualmente, nos ayuda a mantenernos lúcidos a medida que envejecemos. Ahora, un equipo de investigadores de la Technische Universität de Berlín ha decidido estudiar estos factores en abejas, observando cómo la división del trabajo afecta a su capacidad de aprendizaje a medida que envejecen. Sus hallazgos pueden servir para elaborar un modelo sobre los procesos de envejecimiento en el cerebro, que nos dé algunas pistas sobre cómo prevenir su deterioro.
De forma semejante a como ocurre en humanos, al cambiar su rol social, las abejas que están envejeciendo pueden mantener su capacidad de aprendizaje intacta o incluso mejorarla. Así, los investigadores observaron que las abejas nodriza, que cuidan de la prole y de la abeja reina en el interior de la colmena, mantenían en buena forma su capacidad de aprendizaje durante el envejecimiento, mientras que la de las abejas recolectoras, que se dedican a buscar comida, empeora con el tiempo. Al forzar a las recolectoras a desempeñar tareas nodrizas, los científicos descubrieron que su capacidad de aprendizaje había mejorado, lo que demuestra la extraordinaria plasticidad de sus circuitos cerebrales. Ricarda Scheiner, autora principal del estudio, presentará los hallazgos en el Encuentro Anual de la Sociedad de Biología Experimental en Glasgow.