La odisea de 33 años de viaje de la sonda Voyager 1 de la NASA, ha llegado a un punto distante en el borde de nuestro sistema solar, donde no hay movimiento hacia fuera de viento solar. Ahora mismo la nave navega a toda velocidad hacia el espacio interestelar, a una distancia de de unos 10,8 mil millones de kilómetros del sol, y ha cruzado una zona donde la velocidad del gas caliente ionizado, o plasma, que emana directamente hacia el exterior desde el sol, se ha reducido a cero. Los científicos sospechan que el viento solar ha girado hacia un lado, por la presión del viento interestelar en la región entre las estrellas.