Por sorprendente que parezca, la crisis económica puede tener un efecto beneficioso en la salud de la población de los países ricos. Así lo señala un estudio liderado por Stephen Bezruchka, de la Universidad de Washington en Seattle (EEUU), que explica que más riqueza nacional no equivale a una mejor salud para los ciudadanos. Bezruchka muestra que si bien en países con menos de 5000 dólares per cápita de PIB, el crecimiento económico parece mejorar la salud, puesto que hay un mayor acceso a la comida, agua potable y sistemas de salud, en los países ricos no ocurre lo mismo. El investigador pone el ejemplo de los EE UU, el país con el mayor PIB del mundo, que sin embargo tiene una esperanza de vida menor que el resto de países ricos y las mayores desigualdades de salud.
La clave parece residir más bien en los sistemas de salud y seguridad social de los que dispone un país, así como de la calidad de vida de sus ciudadanos. Aunque el aumento del desempleo puede tener efectos negativos en la salud de las personas, la crisis económica también tiene sus ventajas. Así, con la recesión baja el consumo de alcohol y tabaco, la sobrealimentación, y aumenta el tiempo libre para dedicar a amigos y familia, lo que redunda en una menor mortalidad. El estudio se publica en Canadian Medical Association Journal.