Un estudio liderado por la Universidad Washington en San Luis (Misuri, EE UU) revela que en los casos en los que el tratamiento médico no consigue controlar las crisis epilépticas, la cirugía es una opción segura y efectiva. El seguimiento de pacientes epilépticos durante 26 años reflejó que las crisis epilépticas desaparecieron en un 48% de los casos y la calidad mejoró en el 80%.