Hasta ahora se creía que la fricción de dos cuerpos cargaba, por electricidad estática, a uno con carga positiva y a otro con negativa por un traspaso de electrones, como ocurre al frotar un globo en una cabeza y luego llevarlo a otra para que se erice el pelo. Ahora investigadores de la Universidad Northwestern (EE UU) han observado con microscopía de sonda Kelvin (con la que se escanean las “colinas y valles” microscópicos) que cuando dos objetos se frotan ambos quedan con mosaicos de “parches” con polaridad positiva y negativa, según publican esta semana en Science. Lo que ocurre es que en un objeto predominan más los “parches” positivos y en el otro, los negativos, con el consiguiente balance global.