El agua, las sales y los gases disueltos en el gran océano que se supone hay bajo la gélida corteza de Europa pueden ascender hacía la superficie y generar las enigmáticas formaciones geológicas teñidas de rojo que se observan en este satélite de Júpiter. Así lo confirma el experimento que investigadoras del Centro de Astrobiología (INTA-CSIC) han efectuado en el laboratorio con agua, dióxido de carbono y sulfato de magnesio.