Científicos de la Universidad de Kentucky y el Davidson College (EEUU) han evaluado los efectos de la sequía sobre la salamandra parda (Desmognathus fuscus) en el estado de Carolina del Norte (EEUU). Los resultados, que se publican ahora en la revista Herpetologica, dan pistas sobre cómo estos organismos y otros animales acuáticos reaccionan ante el cambio climático.
Durante los 5 años que duró la investigación (de 2005 a 2009), los científicos observaron que en los años de sequía severa el número de larvas decrecía un 30%. Sin embargo, los individuos adultos lograban mantener una alta tasa de supervivencia, compensando el efecto de la sequía sobre las larvas.
Para mitigar los efectos de la sequía, y evitar las condiciones de calor y falta de humedad, los ejemplares adultos desarrollan estrategias de supervivencia. Según los autores, utilizan rocas o madrigueras de cangrejos para refugiarse. Además, el trabajo constata que durante los periodos más secos las salamandras adultas duplican su tasa de migración temporal respecto a las condiciones normales.