Más de 50.000 personas participaron en las tareas de rescate tras los atentados del 11 de septiembre de 2001. Hoy muchos de ellos sufren enfermedades físicas y mentales que aún perduran. Un estudio de la Escuela de Medicina del Hospital Monte Sinaí de Nueva York explica, además, que los agentes del cuerpo de policía neoyorquino han sufrido menos secuelas mentales que otros gremios tras la catástrofe.