Diversos estudios ya habían demostrado que plantas genéticamente modificadas para producir proteínas de la bacteria Bacillus thuringiensis (Bt) que las protegen de plagas de insectos dañinos, apenas afectan al resto de estos pequeños animales. Ahora investigadores de la Universidad de Cornell (EE UU) han alimentado orugas con maíz Bt y algodón Bt para confirmar que si ofrecen estas como alimento a dos especies de ‘chinches’ beneficiosos, Geocoris punctipes (en la imagen, comiéndose a otro insecto) y Orius insidiosus, no les pasa nada. Según publican en la revista Environmental Entomology, su desarrollo y fertilidad es similar al de otros ‘chiches’ que ingieren orugas alimentadas con plantas no Bt. El mismo equipo también publica en el Journal of Economic Entomology un trabajo en el que demuestran que si se ofrecen orugas que han tomado brócoli Bt al nematodo beneficioso Heterorhabditis bacteriophora, tampoco se ve perjudicado.
Por su parte, científicos de la North-West University (EE UU) han comprobado que la diversidad de artrópodos en cultivos de maíz Bt es esencialmente la misma que la de los cultivos convencionales. Estudios previos sobre biodiversidad realizados en España, China y EE UU con arroz, algodón y maíz modificado genéticamente han llegado a la misma conclusión.