La araña es uno de los mejores diseñadores del reino animal. Sus telas son obras de ingeniería que se adaptan a muchas necesidades que tiene este insecto. Científicos del Massachusetts Institute of Technology (MIT) presentan un estudio en el último número de la revista Nature, según el cual la calidad de las telas de araña y el mejor rendimiento de la seda no se debe únicamente a lo que los hilos resistan sino a la capacidad del material para modificar su respuesta ante las tensiones que recibe.
Cuando recibe demasiada luz, por ejemplo, la seda se ablanda y se extiende, lo que hace que la tela mantenga mejor su estructura. Cuando se aplica mucha tensión en puntos concretos del diseño, los hilos de seda se tensan y solo los que más se alargan terminan por romperse. De esta forma la araña sacrifica algunos hilos con el objetivo de que el resto de la tela mantenga en buen estado y pueda seguir siendo funcional.