Los observatorios espaciales XMM-Newton de la ESA y NuSTAR de la NASA han hallado, en el corazón de una galaxia espiral, –la NGC 1365– un agujero negro supermasivo girando casi a la velocidad de la luz, lo que ofrece nueva información sobre cómo crecen las galaxias.
Se cree que los agujeros negros supermasivos acechan desde los centros de casi todas las grandes galaxias. Los científicos consideran que la evolución de las galaxias está ligada a la evolución de sus agujeros negros.
El agujero negro de NGC 1365 gira a una velocidad cercana a la de la luz. Esto sugiere que la galaxia ha crecido de manera continua a lo largo del tiempo, con un flujo constante de material cayendo al agujero negro central.
Sin embargo, los astrónomos aún no pueden descartar un único y enorme evento en el que dos galaxias y, posteriormente, sus agujeros negros, se hubieran fusionado, produciendo una súbita aceleración del agujero negro supermasivo resultante.