"Quiero irme cuando quiero. Es de mal gusto prolongar artificialmente la vida. He hecho mi parte, es hora de irse. Yo lo haré con elegancia". A primera hora del 18 de abril de 1955, después de haber rechazado una cirugía para un aneurisma, Albert Einstein murió en el Hospital de Princeton. Hoy se cumplen 59 años de su fallecimiento.
Después de 1 hora y 30 minutos después de su muerte, el cerebro de Einstein fue extraído por el patólogo Thomas Stoltz Harvey y donado a la ciencia. Se conserva en el Departamento de Anatomía de la Universidad de Kansas. La neurocientífica Marian Diamond estudió muestras de distintas partes de este cerebro y encontró que había un número significativamente mayor de células en la región parietal, comparado con los cerebros de 11 varones “normales”.
Así anunciaba en su portada el New York World-Telegram –diario desaparecido en 1966– la muerte del genio.
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