Investigadores de la Universidad de Sevilla han cuantificado con herramientas matemáticas lo que se sabe desde antiguo: la temperatura de un patio interior es más suave que la del exterior. Parece de sentido común, pero conocer en detalle esta información ayuda a ahorrar energía y dinero, el objetivo de los edificios ecoeficientes. En estos espacios se produce un mezcla de fenómenos de estratificación –el aire caliente sube y el frío baja–, convección –los muros calentados durante el día proyectan el aire hacia arriba– y patrones de flujo –formación de remolinos de viento según la geometría del recinto