Un programa de reconocimiento facial con una webcam pone al descubierto los sentimientos de los consumidores y permite predecir su comportamiento en el mercado al detectar si sienten verdaderamente "tristeza, sorpresa, felicidad, desagrado, temor, enfado o neutralidad" ante cualquier nuevo producto. Es un invento revolucionario en la investigación de mercados y el neuromárketing, desarrollado por la empresa valenciana Emotion Explorer Lab, ya que permite reconocer las siete emociones básicas en un "entorno natural y poco invasivo", a diferencia de la habitual imagen de una persona conectada a un montón de cables para detectar sus reacciones. Esta herramienta permite acabar con el "efecto cortesía" de los consumidores cuando les preguntan si les gusta o no un nuevo producto que sale al mercado, ya que detecta "lo que están sintiendo" y así puede determinar si dicen "realmente lo que están pensando" o por el contrario, mienten.