Bancos que se convierten en improvisados fogones, alcantarillas que esconden retretes y paneles solares que proporcionan electricidad durante emergencias. Así son las ciudades inteligentes en Japón, un país siempre alerta ante los desastres naturales. Los vecinos de la ciudad de Fujisawa, a 51 kilómetros al sur de la capital nipona, ven cómo el terreno que antaño fuera un complejo industrial de la tecnológica Panasonic torna poco a poco en una zona residencial plagada de casas prototípicas coronadas con células solares y calles transitadas por vehículos eléctricos.
Entre las hileras de viviendas, milimétricamente edificadas según la normativa del lugar, varias lonas cubren lo que pronto serán nuevas residencias. Después de todo, sólo se ha construido un 25 por ciento del proyecto urbanístico, y allí moran únicamente 128 de los 3.000 inquilinos que el complejo espera albergar. Todo en el área está diseñado para ahorrar energía, aprovechar la luz solar y dejar fluir la agradable brisa característica de las dunas Shonan, donde se asienta, que ofrecen una privilegiada vista del icónico monte Fuji cuando el tiempo acompaña.