La extendida creencia de que la dopamina regula el placer puede pasar a la historia ante los últimos avances científicos sobre la función que cumple este neurotrasmisor y que demuestran que en realidad regula la motivación, provocando que los individuos se pongan en marcha y perseveren para conseguir algo ya sea positivo o negativo. Los estudios realizados en los últimos años demuestran que se libera dopamina tanto por sensaciones placenteras como por estrés, dolor o pérdidas.