Ya se sabe el porqué de la extraña muerte de más de un centenar de ciervos en León y Zamora: la pasteurelosis. La culpa la tiene una bacteria que vive en su aparato respiratorio. Se llama Pasteurella y los cambios bruscos de temperatura favorecen su multiplicación. Provoca en los animales fiebre alta y problemas respiratorios y puede llegar a ser mortal. Muchos de los ciervos fallecidos han sido encontrados junto a charcas y pantanos donde acudían para tratar de refrescarse.