Un estudio internacional ha demostrado que el placer de la eyaculación es uno de los rasgos que compartimos con las moscas. La importancia del hallazgo, publicado en Current Biology, radica en que todavía no se conocía qué parte del apareamiento es gratificante para estos insectos. La etapa de cortejo, las feromonas de la hembra o la liberación de esperma eran algunas de las opciones.
“Hemos demostrado que las moscas macho disfrutan el último paso de la cópula –la liberación de esperma y líquido seminal– al que sigue el aumento del nivel del neuropéptido F (NPF). Este incremento sucede incluso ante la ausencia de una hembra y puede prevenir que el macho busque el placer en sustitutivos como el alcohol”, explica a Sinc la investigadora Shir Zer-Krispil, de la universidad de Bar-Illan (Israel).
Para explorar el sistema de recompensas en el cerebro, asociadas con la eyaculación, los científicos utilizaron herramientas optogenéticas que permiten controlar la actividad de las neuronas utilizando luz con una longitud de onda adecuada.