Erradicar la polio en países como Pakistán es una tarea de alto riesgo. Este país es el que registran más casos, junto a Afganistán. La poliomilitis, que se transmite a través de comida o agua contaminada ingerida por niños menores de cinco años, es todavía un mal endémico en ambas zonas.
Las autoridades del país se han puesto al frente de una campaña de prevención y vacunación, en colaboración con Unicef, la OMS y el Centro de Control de Enfermedades de Estados Unidos. Bajo la mirada de policías armados con fusiles, equipos de voluntarios recorren las calles del país para informar y suministrar los medicamentos a las familias.
La principal amenaza a la que se enfrentan es a los ataques de los talibanes. Desde 2012, casi un centenar de personas han sido asesinadas por el grupo extremista que considera "antislámico" proporcionar medicamentos para curar la enfermedad. La campaña contra la polio en Pakistán comenzó en 1994 y su avance chocó con la desconfianza de muchos paquistaníes que creen que vacunar provoca infertilidad o que se trata de una campaña de Occidente para acabar con los musulmanes.