Una empresa de biomedicina en Granada ha desarrollado un sistema para detectar un efecto secundario común en ciertos medicamentos: la ototoxicidad o daños en el oído. Los investigadores han descubierto que las células de la piel del pez cebra, con el que el humano comparte un 86% de información genética, son muy similares a las del oído interno de los humanos por lo que este pez es ideal para testar los nuevos medicamentos antes de que lleguen al mercado y medir sus posibles efectos secundarios para poder prevenirlos.