Cada 45 segundos, un niño africano muere de malaria. A pesar de esa implacable frecuencia, el pediatra Quique Bassat, elegido uno de los diez jóvenes más sobresalientes del mundo por su lucha contra ésta y otras patologías, asegura que nunca podrá llegar a acostumbrarse y a aceptar unas muertes evitables.
"La primera se te queda en la memoria; luego vas sumando. Trabajar en África como clínico quema mucho, pero no te puedes insensibilizar a estas muertes", afirma Bassat en una entrevista concedida a Efe en uno de los pocos huecos que le deja su apretada agenda, que sólo le permite pasar algunos días en Barcelona, ciudad donde nació en 1974. La Joven Cámara Internacional (JCI), una organización vinculada a la ONU e involucrada en iniciativas de desarrollo local, ha reconocido el trabajo que este médico, que pisó África por primera vez en 1998, ha realizado desde entonces en diversos países en desarrollo en el ámbito de la malaria y la investigación clínica.