Los dos agujeros negros, con sus estrellas compañeras y sus emisiones de radio, en el cúmulo estelar M22. Imagen: Benjamin de Bivort.
Impresión artística del quásar más distante.
Los astrónomos han detectado por primera vez muy cerca de un agujero negro la presencia de campos magnéticos, por los que algunas partículas aprovechan para escapar del oscuro pozo gravitatorio. El hallazgo ha sido posible gracias a las observaciones del satélite Integral de la Agencia Espacial Europea (ESA).
Impresión artística del sistema binario Cygnus X-1. El gas de una estrella cercana se dirige en espiral al agujero negro, aunque una pequeña fracción se desvía por los campos magnéticos en chorros que se disparan hacia el espacio.
Lo intuían, pero hasta ahora no habían podido confirmarlo. Investigadores del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC) han descubierto la existencia de un agujero negro de más de5,4 veces la masa del Sol en el sistema binario de rayos X XTE J1859+226. Las observaciones realizadas desde el Gran Telescopio Canarias (GTC), que ha logrado obtener los primeros espectros que se publican de este sistema binario, han sido determinantes en el hallazgo.
Los agujeros negros se relacionan con los bulbos de las galaxias que los alojan, pero no lo hacen con los discos galácticos, los pseudobulbos o los halos de materia oscura. Así lo afirman dos estudios liderados desde la Universidad de Texas en Austin (EE UU) que esta semana aparecen en Nature.
Los agujeros negros no se relacionan con los discos galácticos, los pseudobulbos o los halos de materia oscura.
Imagen compuesta de la galaxia M100. La supernova SN 1979C es el punto anaranjado de la parte central inferior.
Impresión artística de la fuente HLX-1 (objeto azulado sobre la galaxia espiral ESO 243-49).