MSG-4 es el nombre del nuevo satélite puesto en órbita este miércoles por la colaboración entre la Agencia Espacial Europea y la Organización Europea para la Explotación de los Satélites Meteorológicos. El despegue de esta nave se produjo desde el puerto espacial europeo en Kourou, en la Guayana Francesa, impulsada por el lanzador Ariane 5. MSG-4 es el último de los cuatro satélites de meteorología Meteosat de segunda generación.
Datos del informe Olas de calor en España desde 1975, elaborado por la Agencia Estatal de Meteorología, apuntan que España ha sufrido 80 olas de calor en los últimos 40 años. La más importante registrada en este período en la Península, Baleares, Ceuta y Melilla se produjo entre julio y agosto de 2003.
Llega Semana Santa y con ella la manía persecutoria hacia los meteorólogos y sus aciertos o desaciertos, sobre todo por parte del sector turístico. Algunos profesionales, como José Antonio Maldonado o Roberto Brasero, son las caras visibles de estas predicciones meteorológicas. Otros recopilan los datos desde la Agencia Estatal de Meteorología, MetoGalicia, Meteocat y Euskalmet. Así se construye la información del tiempo en la época más esperada del año.
Una nueva base de datos desarrollada por la Universidad de Cantabria arroja datos de la variación del nivel del mar debida a los cambios atmosféricos en el sur de Europa desde 1948 hasta 2009. En las dos últimas décadas, esta componente se ha incrementado sobre todo en la cuenca mediterránea.
La Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) y el Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial (CDTI) han presentado esta semana las características del Programa Europeo de Satélites Polares de Segunda Generación (EPS-SG). Dentro de este proyecto está previsto lanzar seis nuevos satélites meteorológicos y climáticos, el primero en 2021.
Los niveles de dióxido de carbono, causantes del efecto invernadero, han aumentado más entre 2012 y 2013 que durante cualquier otro año desde 1984, según se indica en el Boletín anual de la Organización Meteorológica Mundial.
Una nueva metodología, basada en el uso de información meteorológica de alta resolución para el cálculo de la trayectoria de las masas de aire, también puede ser aplicada en otras áreas como el estudio de la radioactividad ambiental.