Investigadores del Museo Nacional de Ciencias Naturales han comprobado que la relación entre hongos y organismos fotosintéticos que da lugar a dos líquenes costeros del género Lichina no se produce por azar, sino que tiene un origen evolutivo. Los autores proponen a las especies analizadas como modelo para testar hipótesis de coevolución.
Investigadores de la Universidad de Alicante y de la Universidad de San Diego (EE UU), acaban de publicar un artículo en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences of the United States of America (PNAS) que saca conclusiones sobre el ritmo circadiano. Con este nombre se conoce al reloj interno que existe en los animales y las plantas y que les permite adaptarse a las condiciones, que en algunas zonas geográficas son extremadamente diversas y cambiantes.
Hasta ahora se pensaba que la cianobacteria de la que surgieron las plantas pertenecía a un grupo extinto de características desconocidas. Una investigación, que cuenta con la participación de la Universidad Internacional de La Rioja y la Universidad de Extremadura, desmiente esta hipótesis al demostrar que este grupo de cianobacterias existe en la actualidad, tiene morfología filamentosa y surgió hace 1.500 millones de años.
Un equipo internacional de investigadores ha analizado la relación entre la cantidad de fósforo registrada en 1.500 lagos y embalses europeos y la proliferación de cianobacterias, unos microorganismos que producen toxinas. Los resultados revelan que el 23% de estas masas de agua en España superan un nivel establecido por la Organización Mundial de la Salud (OMS), y el porcentaje se eleva a cerca del 50% en Alemania y Países Bajos.
Explosión o bloom de cianobacterias en una laguna. / CEDEX
Investigadores de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) y la Universidad de Alcalá (UAH) han demostrado que los antibióticos vertidos al medio natural originan efectos tóxicos en organismos acuáticos. El estudio revela además que las mezclas entre diferentes antibióticos de distinto origen incrementa el riesgo de toxicidad, aún cuando las concentraciones ambientales de estas sustancias sean bajas.
Prueban que la cianobacteria más abundante de los océanos no sólo se alimenta de luz a base de fotosíntesis como se creía y comprueban gracias a una expedición por el Atlántico que son capaces de absorber glucosa para generar energía
Un equipo internacional, liderado por el Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC), describe por primera vez la existencia de comunidades microbianas de cianobacterias y bacterias heterótrofas en el interior de rocas volcánicas del desierto de Atacama (Chile). La probable presencia de este tipo de rocas en el cráter marciano de Gale convierte las ignimbritas (depósitos volcánicos) en una diana importante para buscar posible vida en Marte.
Población de cianobacterias (Anabaena spp. y Microcystis aeruginosa). Imagen: Y. Ouahid.