Un experimento realizado con roedores expuestos a un fuel similar al del vertido del buque Prestige –ocurrido hace casi una década– demuestra que la exposición al combustible por inhalación provoca daño en el material genético. Según el estudio, liderado por la Universidad de A Coruña, los resultados podrían extrapolarse a las personas que participaron en las labores de limpieza de las costas.