Entre 1998 y 2007 un equipo de científicos españoles siguió a los osos pardos de la cordillera Cantábrica para comprobar su hibernación habitual, cuestionada en documentos históricos. Los resultados confirman que las osas con crías y las crías menores de dos años ya emancipadas no hibernan de forma habitual. El resto sigue el patrón de hibernación normal.
Cuando un grupo de investigadores descubrió el esqueleto parcial de dos homínidos en una cueva de Sudáfrica en agosto de 2008 no imaginó que serían los restos de los primeros ancestros humanos. En dos estudios, que publica la revista Science esta semana, un equipo internacional de 60 científicos describe la nueva especie, Australopithecus sediba, que ya caminaba de forma vertical y que compartía rasgos con la primera especie de Homo.
La Cueva Eirós (Triacastela, Lugo) conserva la única secuencia del Noroeste donde se puede estudiar la transición entre los últimos neandertales y los primeros humanos modernos y acaba de proporcionar valiosa información sobre sus modos de vida, estrategias de caza y subsistencia de estas dos especies de homínidos.