La molécula de cocaína viaja por la sangre con la ayuda de unidades hidrofílicas, pero cuando llega al cerebro pliega sus anclajes con el agua y se hace hidrofóbica, lo que facilita su entrada por la selectiva barrera hematoencefálica. Así lo han comprabado investigadores de las universidades de Oxford y Politécnica de Cataluña tras analizar la estructura atómica de esta molécula. El estudio abre la puerta al diseño de fármacos más eficaces para tratar enfermedades cerebrales.