Cuando hace más de dos millones de años, los Homo erectus empezaron a comer carne cruda algunos de sus rasgos físicos se modificaron y adaptaron a los nuevos alimentos. Sus dientes se hicieron más pequeños, sus músculos para masticar se debilitaron y sus intestinos se acortaron. Según un nuevo estudio, el abandono del vegetarianismo y el uso de herramientas de piedra básicas para procesar la comida explican estos cambios evolutivos.