Hasta hace solo unos años, los fondos someros cantábricos escondían verdaderos bosques de grandes algas pardas conocidas como laminarias. Pero el aumento de la temperatura de las aguas las ha arrastrado al borde de la extinción en estas costas y está acarreando múltiples consecuencias sobre el ecosistema, una situación que preocupa a científicos de toda Europa y que una investigadora de la Universidad de Oviedo ha seguido de cerca durante 20 años.
El proyecto LIFE+ INDEMARES ha permitido filmar por primera vez algunos de los ecosistemas más singulares y desconocidos de las aguas españolas. Con motivo del Día Mundial de los Océanos, el Instituto Español de Oceanografía (IEO) muestra las imágenes de las últimas campañas realizadas en los volcanes de fango del golfo de Cádiz y el conjunto de cañones de Avilés.
Investigadores catalanes han participado en un estudio internacional para identificar nuevos genes que influyen en el riesgo de desarrollar osteoporosis y fracturas óseas. El trabajo ha permitido identificar 56 loci genéticos relacionados con la densidad ósea y 14 asociados a riesgo de fracturas.
Investigadores de la Universidad de Cádiz (UCA) trabajan en un proyecto para crear un nuevo sistema para tomar muestras de metales en diversos medios acuáticos. La metodología permitirá detectar cantidades muy pequeñas y será respetuosa con el medio ambiente al minimizar la producción de residuos durante los análisis.
El Grupo de Investigación Reconocido (GIR) de Ingeniería de los Fluidos de la Universidad de Valladolid trabaja conjuntamente con la Universidad de Mohammed V de Rabat, en Marruecos, en la utilización de las corrientes oceánicas como fuente de energía. En concreto, colaboran en el diseño de una turbina de tipo OWC (siglas en inglés de Columna de Agua Oscilante) para aprovechar la energía de las olas. Como ha explicado a DiCYT el coordinador del grupo vallisoletano, César Méndez, se trata de una instalación que se coloca en los malecones de los puertos y aprovecha la subida y la bajada del agua como fuerza para crear energía.
Un nuevo estudio con participación española sugiere que la tasa de calentamiento global que obtendríamos al duplicar el dióxido de carbono atmosférico estaría por debajo de las estimaciones más alarmantes de algunos estudios previos. De hecho, la investigación estima que sería menos grave de lo que predijo el informe de 2007 del Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC).
Un nuevo estudio sintetiza la información existente sobre el cambio climático observado y previsto en el País Vasco para anticipar los impactos de futuros cambios en la costa y el medio marino. El informe, que se enmarca dentro del proyecto financiado por el Gobierno Vasco K-Egokitzen, determina un paulatino aumento de la temperatura media del aire, del agua y del nivel del mar, así como una intensificación de los episodios fuertes de precipitación y olas de calor.
Un equipo de científicos, dirigidos por el investigador del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) Manuel Maldonado, señala que las esponjas marinas retienen el 88% del silicio del océano. Este elemento, un nutriente fundamental del océano, contribuye a la proliferación de las microalgas, que alimentan a muchos organismos marinos. Además, este mineral favorece la absorción de CO2 por parte de las microalgas.
Hace unos 125.000 años, durante el último periodo interglaciar, el nivel del mar era al menos cuatro metros más elevado que en la actualidad, pero en ese periodo las temperaturas eran similares a las que se prevén a finales de siglo XXI. Un equipo estadounidense ha analizado el estado y el comportamiento de los casquetes de hielo de ambos polos en el pasado y concluye que el hielo de Groenlandia es más estable de lo que se pensaba y el de la Antártida más inestable.
Las especies exóticas marinas, entre ellas las macroalgas, se expanden rápido, provocan efectos nocivos en las especies autóctonas, y afectan cada vez más a la diversidad de los fondos del Mar Mediterráneo. Algunas especies nativas, como el erizo de mar (Paracentrotus lividus), podrían luchar contra la invasión, pero solo en una fase inicial o cuando las densidades de algas son muy bajas.