La gravedad de estos síntomas está relacionada con el nivel de fatiga y las manifestaciones neurológicas, como mareos y dolor de cabeza, experimentados durante la fase inicial de la enfermedad. Muchos pacientes exponen sus dificultades para conseguir que los profesionales médicos se tomen en serio estas señales.
El equipo del investigador Juan Carlos Izpisúa continúa su trabajo para combatir los efectos del paso del tiempo, al menos en roedores. Un nuevo estudio muestra cómo la terapia antienvejecimiento a partir de la mediana edad no supone ningún aumento del cáncer ni de otros problemas de salud posteriores en estos animales.
Un estudio publicado en PLoS ONE muestra que ocultar la identidad de género en el trabajo podría afectar negativamente las carreras investigadoras del colectivo LGBTQIA+. Los resultados apuntan un posible coste de productividad por esta no revelación.
Eva Bermejo es la nueva directora del Instituto de Investigación de Enfermedades Raras del ISCIII, que estudia la frecuencia, distribución, origen y progresión de este tipo de patologías. “El sufrimiento de los pacientes es tremendo, así que todos los esfuerzos que hagamos son pocos”, afirma.
Un estudio en 591 personas con el virus de inmunodeficiencia humana y 667.215 controles revela que los portadores de un importante factor de riesgo genético ante el coronavirus, heredado de los neandertales, presentan un 27 % menos de riesgo de infección por VIH.
Una investigación realizada en más de 150.000 veteranos de EE UU que pasaron el coronavirus muestra una probabilidad 60 % mayor de tener cualquier diagnóstico de salud mental al cabo de un año. Los expertos insisten en que debería ser prioritario abordar estas dolencias entre los supervivientes de la infección.
Nuestra salud mental se resiente desde hace años. La depresión es una de las principales patologías, que hoy sigue siendo poco reconocida y comprendida. Una comisión de especialistas hace un llamamiento para mejorar la atención y prevención de una de las principales causas de sufrimiento y muerte prematura en el mundo.
Una ruptura, la muerte de un ser querido o un disgusto grave. Estos son algunos de los desencadenantes de este trastorno que se manifiesta como un infarto, pero sin que exista una arteria obstruida. Las cifras están aumentando de forma importante, especialmente en las mujeres mayores de 50 años, incluso antes del inicio de la crisis de la covid-19.
Un modelo de simulación disponible online revela cómo hombres y mujeres podrían vivir unos diez años más si cambiaran su alimentación por una más saludable que incluyera mayor cantidad de legumbres, cereales integrales y frutos secos, y menos carne roja y procesada.
Aunque esta comunidad presenta una mayor incidencia de tumores con respecto a la población global, todavía falta evidencia científica sobre cómo adaptar la prevención y el tratamiento a estos pacientes. Además, resulta necesario ampliar los conocimientos de los especialistas para una mejor atención.