El pasado sábado se celebró, en las Facultades de Políticas y Derecho de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED), una Jornada sobre violencia de género, dentro del Máster Los malos tratos y violencia de género. Una visión multidisciplinar. Durante la jornada, Miguel Lorente, Delegado de Gobierno de violencia de género impartió la conferencia Violencia de Género: ¿evolución o involución?. El experto ha hablado con la UNED sobre este problema social.
Según los datos del Ministerio, ya son catorce las víctimas mortales por violencia de género en nuestro país en lo que va de año, seis más que el año pasado, y ocho más que el anterior. ¿Qué está fallando?
Es verdad que con respecto a los años más cercanos estamos muy lejos de la estadística de referencia, pero en realidad estamos en una situación similar a la de otros años. Esto nunca es un argumento para justificar, sino para entender que la evolución de la violencia tiene unas características muy irregulares, y que hay periodos en los que se concentran muchos casos y otros en los que se producen con menor incidencia. Se pueden comparar los períodos amplios, porque con ellos se equilibran las variaciones intermensuales. Pero si comparamos tres meses, o dos meses, podemos sacar conclusiones muy erróneas.
Si hoy, en lugar de estar hablando de catorce (víctimas mortales), estuviéramos hablando de dos, sería un error pensar que va a ser un año muy positivo, porque estamos comparando solo dos meses. Igual que sería un error hacerlo en el plano optimista, no conviene hacerlo tampoco en el plano más crítico, porque eso genera cierta desconfianza; y además, no es estadísticamente significativo. En el año 2010, hubo cinco meses en los que se le restaron ocho homicidios respecto a los mismos meses del año anterior; es decir, incluso en un año muy malo, respecto al mejor de los años, hubo cinco meses en los que hubo menos homicidios que el año anterior; y después, en los siete meses restantes, se produjeron veinticinco más. Luego esto muestra una gran variabilidad en la evolución en este tipo de violencia.
De las catorce víctimas mortales, tan solo tres habían denunciado a sus agresores con anterioridad. ¿Por qué las mujeres no denuncian?
Básicamente, podemos reducir las razones los dos factores. Por un lado, el factor sociocultural; el hecho de que crean que la situación de violencia es algo que se puede producir dentro de una relación de pareja, que es algo normal,... Esto produce que muchas mujeres le den espacio a la violencia, lo que significa que el agresor está tomando posesión de ellas como algo que les pertenece, las "cosifica". Pero cuando la mujer decide romper con esa situación de violencia es cuando el agresor dice que si es suya no va a dejar que se vaya, y menos aún que lo deje en mal lugar como hombre. Estas referencias culturales influyen mucho. Pero también influye en esto la sensación de inseguridad, de sentirse responsable de lo que le está pasando, de creer que su pareja es un maltratador pero que si ella lo denuncia, quien va a dejar a sus hijos sin padre va a ser ella,...
También detectamos que muchas veces las mujeres no saben qué es lo que les puede proporcionar la denuncia. Suelen ser situaciones de violencia crónica (de hecho, el perfil de mujeres asesinadas ha cambiado y ahora son mujeres de más edad), en las que están conviviendo con el agresor en el momento del homicidio. Pero tienen esa sensación de "Bueno, ¿y si lo denuncio, qué? ¿A mi qué me va a resolver la denuncia?".
Pero existen campañas de concienciación, indicadas para informar...
Pero el peso de las referencias culturales, de que [los motivos de ese maltrato] son factores ajenos, motivados por elementos ajenos a la convivencia ("está muy estresado", "está pasando por una mala racha"), hace que muchas veces tengan una percepción equivocada de lo que les está ocurriendo. Pero, efectivamente, tenemos que insistir mucho y tenemos que enviar mucha confianza a las mujeres.
Hoy por hoy, la lectura sobre la violencia de género que se hace la sociedad es que no hay solución; es una lectura catastrofista. Pero en realidad es todo lo contrario. Es verdad que es terrible que haya los casos que tenemos, pero la inmensa mayoría de casos de violencia están saliendo gracias a los todos los recursos que hay. Hay 96.000 mujeres recibiendo alguna medida de protección: ayudas económicas, para la residencia, de carácter social y laboral, apoyo psicológico...
¿Hay previstas nuevas medidas para mejorar estas estadísticas?
Sí, continuamente. Además, como van cambiando los perfiles, intentamos dar respuesta y garantizar más y mejor la seguridad. Por ejemplo, esta semana hemos ampliado el uso de las pulseras, de la teleasistencia móvil (incluso a situaciones sin denuncia); estamos trabajando en la detección de los casos a nivel sanitario, porque es una fuente para poder acceder a los casos antes de que el agresor haya hecho esa deshumanización del objeto de la violencia,... Estamos trabajando en la concienciación; ahora saldrá una campaña que insista mucho en esa necesidad de no normalizar, de no permanecer a la expectativa, de actuar siempre ante la violencia. Es muy importante que los entornos se impliquen (los de la víctima para apoyarla, y los del agresor, para decirle que no siga por ese camino), porque si no es muy difícil que haya una respuesta. También estamos trabajando en la formación y en la reeducación de los agresores.
También estamos trabajando con los medios de comunicación para que, a la hora de transmitir la información, eviten utilizar elementos que puedan reforzar a los agresores que puedan estar pensando en llevar a cabo el homicidio. Porque en España ahora mismo hay alrededor de 15 o 20 hombres que están pensando en llevar a cabo el homicidio. Tenemos que ser muy conscientes de esa realidad. El homicidio no es una consecuencia directa de la violencia anterior, sino que es algo que, a raíz de esa violencia, se va construyendo, se va planificando, se va pensando, hasta que se lleva a cabo.
¿Qué le dice un responsable político a la familia de una víctima mortal, cuando su asesino había sido condenado por maltrato y amenazas, y cuando la propia víctima había solicitado un servicio de teleasistencia móvil que le fue denegado (en alusión al caso de Málaga del 15 de febrero de 2011)?
Lo único que podemos decirle a la familia de esa víctima, y de cualquier otra víctima, es mostrar nuestra solidaridad y nuestro apoyo. Y demostrar con nuestro trabajo diario que lo que buscamos y pretendemos es que esta violencia no exista. Y llamar mucho a la crítica a quienes utilizan cualquier argumento para no entender que la causa de esta violencia está en la desigualdad, y en los hombres que hacen de esta desigualdad un argumento para ejercerla.
Los hechos no ocurren porque haya un problema estructural, sino que hay muchas personas implicadas en cada una de las decisiones y, a veces, no se toman las adecuadas. En este caso, además, hubo una información, no sé si imprudente o malintencionada, para vincular una cosa con la otra, ya que el teléfono es un servicio de teleasistencia, no de protección, y nunca habría evitado un homicidio de ese tipo.
En el acto, además, Nicolás Marchal presentó el libro Manual de lucha contra la violencia de género y habló de las intervenciones policiales en la charla Violencia de género: actuación policial.
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