Esta semana un estudio publicado en la revista Nature Neuroscience vuelve a tratar los cambios que se producen en el cerebro cuando aprendemos algo de forma específica, como los malabares. SINC aprovecha para hablar con Agnès Gruart i Massó, investigadora en la División de Neurociencias de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla y experta en las bases fisiológicas del aprendizaje y la memoria.
A partir del movimiento del párpado de los ratones, uno de los movimientos más rápidos que pueden realizar la mayoría de los animales, Gruart estudia los cambios que se producen en el cerebro durante el aprendizaje y la memoria para descubrir si se trata de un almacén de moléculas, de un incremento de actividad, o incluso, de ambas situaciones, una como consecuencia de la otra. Su propósito, llegar a descubrir, en un futuro, cómo es el proceso de aprendizaje del cerebro.
Según el estudio de Nature Neuroscience, las tareas complejas, como los juegos de malabares, producen cambios importantes en la estructura del cerebro…
Estos trabajos son difíciles de interpretar. Como dicen los propios autores, es difícil saber qué significa exactamente que una estructura se modifique de forma momentánea. Además, en este estudio no han valorado las posibles diferencias entre quienes ejecutan bien los malabares y quienes practican peor, para ver si este cambio es motor o si tiene algo que ver con la habilidad. No sé es si este hallazgo puede servir para el tratamiento de algunas enfermedades degenerativas, como se dice en el artículo.
¿Cualquier tipo de entrenamiento provoca cambios en el cerebro?
No es así de sencillo. El cerebro no tiene por qué cambiar con cada cosa que hacemos, ya que eso supondría que aumentaría mucho de tamaño y se modificaría mucho, lo que no parece que ocurra. Pero sí puede haber cambios temporales. Por ejemplo, hay muchos estudios con personas que tocan algún instrumento musical. Lo que sabemos es que cuando se realiza un entrenamiento masivo, las neuronas que corresponden a los músculos utilizados pueden ocupar áreas más extensas.
¿Cómo es el proceso de aprendizaje del cerebro?
Todavía no estamos en condiciones de contestar cómo es exactamente este proceso. Aún no sabemos en qué consiste aprender. Estamos empezando a ver que se registra actividad de neuronas, y que hay un cambio en el cerebro. De momento se han encontrado algunas moléculas que están relacionadas con la memoria, pero aún no tenemos el mapa completo de cómo es este proceso o de cómo se almacena toda esa información.
Cuénteme…
Ahora pensamos que la información se almacena en los circuitos cerebrales. Cuando tenemos que realizar una tarea determinada, ponemos en marcha circuitos determinados, lo que nos aporta una mayor versatilidad. Y a su vez, cuando uno pone en marcha los mecanismos de lo que aprendió y memorizó, de alguna forma activa estos circuitos. Y por eso hay estudios que han analizado si, tras un accidente, cuando alguien pierde momentáneamente la memoria, partes de la misma se pueden recuperar después, lo que sería muy interesante para ciertas enfermedades.
¿Hay diferentes tipos de aprendizaje?
Existen distintos tipos de aprendizaje y diferentes niveles a la hora de aprenderlo y mantenerlo. Hay aprendizajes motores, que aunque podemos tardar más o menos en aprenderlos, raramente se pierden, como nadar, peinarnos, o montar en bicicleta. En las personas que tienen algún desgaste de la memoria o del aprendizaje se ha visto que aún conservan este conocimiento. Es el aprendizaje más sólido que tenemos.
Solemos perder más los aprendizajes en los que intervienen procesos de memoria verbal o manifiesta, ya que son más selectivos. Además parece que este tipo de conocimiento es el que vamos perdiendo con el tiempo, cuando con la edad tenemos más dificultades de memoria. Y luego están las diferencias individuales, que no tienen que ver con el entrenamiento, son innatas.
¿Qué hace que dejemos de recordar?
Por un lado, es básico que el cerebro olvide ciertas cosas para estar sano. Probablemente no nos damos cuenta de todo lo que olvidamos durante el día, algo básico que luego nos permite adquirir conocimientos, ya que el cerebro no está capacitado para almacenar toda la información. Este olvido natural es un proceso imprescindible. Sin embargo, por otro lado está el evidente deterioro de estructuras y circuitos al hacernos mayores.
¿Cómo podemos potenciar la memoria?
Como ya se ha demostrado en numerosos estudios, las neuronas se mueren de forma programada. Pero si alguien continúa aprendiendo y se obliga a utilizar la memoria, a menos que tenga alguna enfermedad, conservará estas aptitudes durante más tiempo.
Usted escribió un artículo llamado El cerebro, una máquina de aprender y recordar. ¿En el futuro tendremos máquinas que nos faciliten estos procesos?
Si entendiéramos perfectamente cómo son estos procesos, conseguiríamos facilitarlos. Uno de los proyectos que barajamos en el laboratorio es que si alguna vez pudiéramos codificar esta actividad de memoria y aprendizaje, nosotros se la podríamos aportar a los animales de manera externa. El animal debería aprender más rápido o incluso demostrar ciertos conocimientos sin haber pasado antes por el entrenamiento. Aunque hablamos de algo a muy largo plazo.
Entonces no es ciencia-ficción…
Si los científicos básicos conseguimos descifrar la memoria, los ingenieros están técnicamente preparados para diseñar programas que se pudieran añadir. Además tendríamos que ver cuánto se parece esto a potenciar la memoria. Lo que está claro es que el cerebro continúa siendo más eficaz que el ordenador. Se trata de potenciar el cerebro, nunca de sustituirlo.