Dava Sobel, periodista y divulgadora científica

“Las historias surgen si tienes un número de páginas que rellenar cada semana”

SINC intercambia impresiones con Dava Sobel, veterana reportera de ciencia del New York Times y escritora de obras de divulgación como Longitud, Los Planetas o La hija de Galileo. Sobel acudió este mes al V Congreso de Comunicación Social de la Ciencia, en Pamplona, para mostrar otra mirada de Galileo, “el primer comunicador de ciencia de la historia”.

“Las historias surgen si tienes un número de páginas que rellenar cada semana”
Dava Sobel, en el Congreso de Comunicación Social de la Ciencia en Pamplona. Foto: SINC.

¿Puede explicar cuál fue su experiencia en el New York Times?

Después de decir que eres reportera del New York Times todo va cuesta abajo (risas). Era un trabajo muy difícil, muy estresante y yo, cuando lo solicité, pensé que iba a escribir sobre ciencia y tecnología en general. Sin embargo, a medida que avanzaba en el proceso de selección, que duró unas ocho semanas por la cantidad de gente que entrevistaron, el editor jefe, en el último minuto, me dijo que lo que quería de verdad era alguien que escribiera sobre psicología, psiquiatría, pero yo no sabía si eso era lo que quería hacer en realidad. Mi respuesta fue: “claro, pero ya sabe lo que pienso al respecto.” Siempre estaba nerviosa por intentar adelantarme a lo que escribía. Cada minuto en casa lo pasaba estudiando y era muy, muy difícil. Aún así, el editor adjunto de ciencias tenía casi un doctorado en psicología, de modo que me ayudaba mucho.

Sin embargo, recuerdo un día en el que hablábamos y mencionó el nombre de un investigador famoso de psicología. Yo le dije “¿quién?” y se llevó las manos a la cabeza mientras me decía: “a veces, tu profunda ignorancia me asombra”. Por este motivo siempre estaba en riesgo y creo que esto es cierto: intentas prepararte, pero siempre hay algo para lo que no lo estás.

¿Cuántos periodistas trabajaban en la sección de ciencia?

¡Dios mío! Creo que debíamos de ser unas diez personas. Cuando comencé en 1979, el departamento de ciencia sólo tenía un año y la verdad es que pude hacer algunas cosas muy interesantes. El problema es que cuando eres periodista del Times, también eres responsable de las necrológicas del campo sobre el que escribes. Por este motivo, poco después de empezar a trabajar, Erich Fromm falleció y tuve que escribir su necrológica con fecha de entrega. Fue algo horrible. En aquel momento pensé que nunca dejaría que una cosa así me volviera a ocurrir. Se supone que las necrológicas las tienes que realizar antes. Burrhus Frederic Skinner (psicólogo estadounidense conductista) estaba vivo, era un anciano, así que pensé en ocuparme de eso. Para hacer una necrológica intentas conseguir una entrevista en persona de seis horas, pero él no me daría tanto tiempo, no podía permitirse tanto tiempo. Aún así, aceptó dejarme ir y hablar con él por lo que, antes de la entrevista, leí todo lo que había escrito.

Lo que más me ha gustado siempre del periodismo científico es hablar sobre científicos porque son muy interesantes, y a veces son muy extraños. Siempre he disfrutado aprendiendo sobre lo que piensan o sobre cómo han obtenido sus ideas.

Ahora está fuera del periodismo y escribe libros sobre la historia de la ciencia. ¿Puede explicar su relación con científicos como Frank Drake?

Antes de trabajar en el Times fui durante varios años escritora de ciencias en el gabinete de prensa de la Universidad Cornell (EE UU), y así fue como conocí a Frank Drake. Frank iba a la facultad y se encargaba del gran radiotelescopio de Puerto Rico, administrado por la Fundación Nacional de Ciencias de la Universidad de Cornell. Además, en la época en que trabajé para la universidad, el telescopio fue sometido a una importante renovación: se volvió a revestir la superficie y se mejoró, de modo que tuvo lugar una celebración para volver a consagrarlo. Probablemente te habrás enterado de que Bill Gordon falleció hace un par de semanas. William Gordon, el científico que construyó el telescopio y a quien se le ocurrió la idea, estuvo muy involucrado en la construcción original. Tenía noventa y tantos años y era ingeniero electrónico, como Frank Drake, así que pude conocer a Drake muy bien por todas las visitas a Puerto Rico para el revestimiento, el interés de la prensa y esta gran ceremonia que tuvimos. De hecho, emitimos un mensaje al espacio, al Gran Cúmulo de Hércules... y todavía está en camino. Está a 25.000 años luz, más o menos. La idea era que el radiotelescopio era de una potencia tal que no sólo podía escuchar el espacio, sino también hablar con el espacio. Un par de años después un agente literario me preguntó si había algún científico sobre el que quisiera escribir y pensé: "bueno, podría contar la historia de Frank Drake". Y así fue.

En la comunicación científica quizá el mejor trabajo es la combinación entre un periodista y un científico. No sólo la parte de experto y no sólo la parte de profesional de la comunicación, sino la mezcla de dos sensibilidades…

Estoy de acuerdo, ésa fue una gran experiencia para mí, porque él era el experto, pero no quería escribir un libro, de modo que nos repartimos bien el trabajo.

Ha sido una invitada frecuente a programas de la radio pública en EE UU…

Bueno, no “frecuente”, pero sí es verdad que lo he hecho varias veces. Supongo que pasados unos años se podría denominar "frecuente".

¿Y qué diferencia encuentra entre formatos, en el tipo de comunicación que se puede hacer a través de la prensa y la radio o incluso la televisión?

No me dedico mucho a la radio y cuando me invitan generalmente es para hablar sobre uno de mis libros. Realmente no informo sobre ciencia desde la radio. Yo soy una periodista de prensa escrita, aunque también tengo algo de experiencia en la televisión. Hace años co-presenté un programa sobre medicina. Entrevistaba a médicos y les hacía preguntas sobre problemas de salud y epidemias frecuentes. Los telespectadores podían llamar y hacer sus propias preguntas, eso era lo más interesante. Tuvimos muchas cosas divertidas que salían mal en el programa todo el rato, pero era una buena forma de informar.

En el V Congreso de comunicación social de la ciencia se ha referido a internet como un cambio de paradigma positivo para el periodismo científico…

Creo que tener ese tipo de acceso, el acceso constante a las noticias, a los periodistas, también a los libros de historia… Es estupendo para que la gente que nunca podría ver un espectáculo, como el del planetario de Pamplona, pueda verlo y apreciar cómo eran los libros hace 400 años. Antes había cosas que estaban en disquetes y ahora han desaparecido y son de acceso público en internet.

Los periodistas escriben sobre información de ciencia, pero un jefe de prensa de un museo o de un planetario está más en contacto con la divulgación de contenidos científicos que con la actualidad. Hay dos actividades diferentes e independientes dentro de la comunicación científica: información y divulgación…

La verdad es que no sé si estas personas sienten esta división, ya que sólo hacen cosas distintas. Neil Tyson, el director del planetario Hayden en Nueva York, está muy interesado en la información científica, pero también en encontrar un gran público, de modo que no se queda en el planetario. Sale en la televisión, tiene un programa de radio, no en la radio nacional pública, que es para un público más culto. Si no en una emisora masiva de música y noticias: lo que la gente escucha en el coche. Y ahí está él. Su programa de radio llega a un público medio que no tiene por qué estar interesado en la ciencia. En lugar de quedarse en el planetario y limitarse a investigar, va a busca a los medios de comunicación. Así que aquí hay una mezcla de información y divulgación.

¿Podría definir que es una noticia científica?

Es una buena pregunta porque mucho de lo que una lee en el periódico y que denominan “noticias científicas” en realidad no lo son. A veces leo cosas y pienso: “¿de verdad que la gente todavía habla de esto?”. Pero las historias surgen, sobre todo, si tienes un número de páginas que rellenar cada semana. ¿Y qué pasa si no tienes muchas noticias de actualidad? En esos casos las creas, creas historias. Cuando trabajaba en el Times -cada publicación tiene un punto de vista político- había algunas personas en la administración de arriba que se interesaban por un tema en particular y luego querían que los reporteros escribiéramos sobre eso, sólo porque a ellos les interesaba. Puede que fuera digno de noticia, pero puede que no. No obstante, ése era el tema. En ocasiones, noticias de ciencias o un descubrimiento real son cosas muy difíciles de explicar. No todo se puede resumir y presentar de un modo que tenga sentido para todo el mundo. Algunos descubrimientos verdaderamente importantes, que se consiguen por ejemplo mediante la radioastronomía o la astronomía de rayos gamma, no tienen el impacto que tendría una fotografía del Hubble. Esto es normal. Las personas tienen una gran capacidad de abrirse a cosas que se salen de su experiencia rutinaria, en especial si son cosas interesantes y se presentan de forma atractiva. Es algo que abre sus mentes y les hace darse cuenta de que el mundo es más interesante de lo que pensaban. Y esto siempre es un sentimiento agradable.

¿Qué grandes retos cree que tiene la comunicación de la ciencia?

Captar el interés del público. Todo el mundo está ocupado y siempre tienen otras cosas que hacer, ¿por qué iban a interesarse por leer, escuchar o ver noticias científicas? Éste es el reto. El otro gran reto es presentarlo correctamente. A menudo leo informes que están llenos de errores y sé que los periodistas son muy sensibles sobre su libertad a la hora de informar, pero sinceramente creo que si informas sobre ciencia, necesitas volver a la fuente y decirle: “¿puedes leer mi informe sobre tu trabajo, por favor?”. No se puede cambiar el estilo, pero puedes verificar los hechos. El problema es que, lamentablemente, esto no ocurre muy a menudo.

Fuente: SINC
Derechos: Creative Commons
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