Entrevista a Juan Carlos Lentijo, director técnico de Protección Radiológica del CSN

“No está bien ir a la consulta y pedir que te hagan un TAC”

La Sociedad Española de Física Médica (SEFM) y la Sociedad Española de Protección Radiológica (SEPR) acaban de celebrar en Alicante su primer congreso conjunto. Más de 500 profesionales han debatido sobre los últimos avances en el uso de las radiaciones y las formas de minimizar sus efectos nocivos para la salud. SINC ha hablado sobre estos temas con uno de los ponentes, Juan Carlos Lentijo, director técnico de Protección Radiológica del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN).

Juan Carlos Lentijo
Juan Carlos Lentijo, director técnico de Protección Radiológica del CSN. Foto:CSN.

¿Cuál ha sido la novedad de este congreso?

Hasta ahora cada sociedad organizaba sus propios congresos, pero este año, por primera vez, lo han realizado de forma conjunta. Las dos sociedades comparten muchos socios y funciones. La Sociedad Española de Física Médica se centra en comprobar que las dosis que se imparten a los pacientes son seguras y adecuadas, y la Sociedad Española de Protección Radiológica cubre todos los campos donde se necesita protección radiológica, tanto en medicina como en otras áreas. El CSN colabora con las dos, ya que sin renunciar a nuestro papel de autoridad para comprobar que en un hospital o una central nuclear se cumplen las normas, también queremos mantener una relación fluida con los profesionales que ejercen una función importante en el control de las radiaciones en todos los sectores.

En esta ocasión ha habido más asistentes y sesiones para debatir. También me ha sorprendido gratamente la presencia de muchos profesionales jóvenes. Las aplicaciones de las radiaciones ionizantes, más allá de lo que todo el mundo se imagina en las centrales nucleares, se extienden a un mundo más amplio dentro del ámbito de la medicina, la industria o la investigación.

¿Qué aplicaciones y avances se están produciendo en esos campos?

Las aplicaciones de las radiaciones son muchísimas. Todos conocemos los rayos X y los TAC (tomografía axial computarizada) en diagnóstico médico. En el congreso se han presentado los últimos equipos PET-TAC utilizados en medicina nuclear, que combinan las imágenes radiológicas del TAC con la actividad metabólica que recoge el PET (tomografía por emisión de positrones), mediante la inyección de radiofármacos en el órgano a estudiar. Ya se puede ver en una sola imagen cómo es geométricamente este órgano y su funcionamiento, una información muy útil para los médicos. Algunos incluso aseguran que se obtienen más datos con el PET-TAC que mirando directamente el órgano.

También en el área medica están los avances en radioterapia, tanto el desarrollo de nuevos aceleradores como el uso de implantes de fuentes radiactivas para luchar contra los tumores. En el congreso hemos visto los últimos equipamientos relacionados con los aceleradores lineales. Estos, junto con las imágenes precisas que se obtienen con el TAC, permiten realizar una radioterapia guiada por imagen. De esta forma se imparte la radiación con mucha precisión en el órgano o tejido canceroso, y se protegen muy bien los tejidos adyacentes.

El estudio del comportamiento de los materiales también es otro de los campos de investigación donde se emplean radiaciones. En la industria, las radiaciones se utilizan en multitud de aplicaciones, desde la medición de la densidad de materiales como el asfalto, hasta la gammagrafía o radiografía industrial para observar el estado de las soldaduras de una gran caldera en una central térmica, por ejemplo.

Pero a pesar de sus muchas aplicaciones, las radiaciones también entrañan riesgos. ¿Qué efectos pueden tener?

Si no se controlan pueden ser perjudiciales. Se trata de llegar a un balance positivo. Los efectos para la salud dependen de la dosis y de cómo se imparte, algo que está muy contrastado científicamente. No es lo mismo una pequeña dosis repartida por todo el cuerpo a lo largo de tu vida, que esa misma dosis aplicada una vez en un órgano concreto. Las radiaciones podrían producir desde pequeñas quemaduras en la piel hasta el colapso de algún órgano, y en dosis muy altas pueden llevar a la muerte, pero estas dosis en realidad nunca se dan en las personas que trabajan con radiaciones cercanas.

Luego existen efectos estocásticos (por azar), que aumentan la probabilidad de contraer un cáncer a determinadas dosis de radiación y según la cantidad acumulada. Pero la probabilidad se reduce hasta que es menor que aquella que tienes por efecto de la radiación natural, es decir, aquella que procede de los materiales de la corteza terrestre, de los edificios o del Sol.

¿Qué medidas de protección se adoptan para protegerse de las radiaciones?

Durante el congreso se ha insistido mucho en que, en el caso de los pacientes, no hay que aplicarles exploraciones médicas que no estén indicadas. No está bien o no es conveniente ir a la consulta del médico y pedir que te hagan un TAC, si no que debe ser el propio médico quien lo valore, ya que durante el proceso se imparte radiación, aunque obtengas unas imágenes muy interesantes que ayuden al diagnóstico. Otro factor importante es maximizar la incidencia de la radioterapia sólo en el órgano que se está tratando, para minimizar los efectos en los tejidos adyacentes.

Respecto a quienes trabajan con radiaciones en medicina y otros ámbitos, hay un sistema de protección radiológica implantado. Estos profesionales llevan dosímetros que se leen mensualmente, y están sometidos a vigilancias médicas anuales para comprobar que su salud continúa bien. Desde el CSN realizamos un seguimiento muy detallado de los cerca de 100.000 trabajadores que ahora mismo operan en España con radiaciones ionizantes.

El límite de dosis para los trabajadores está establecido en 100 milisiver en cinco años, con un máximo de 50 milisiver en un año, y las dosis que en la práctica reciben los trabajadores están muy por debajo de eso, lo que garantiza una protección adecuada de su salud.

Además todos los trabajos se hacen de una forma programada. Nadie utiliza los aparatos como quiere, sino de acuerdo a unos protocolos que además son verificados por el Consejo.

¿Qué sucede si se superan los límites de radiación permitidos?

Ha ocurrido muy pocas veces, y más en el ámbito industrial que en el sanitario. Se suelen asociar a fallos humanos en el seguimiento de procedimientos y a instalaciones un poco especiales, como los equipos móviles de radiografiado o gammagrafiado que se desplazan a las obras. Hace poco un trabajador se irradió una mano y tuvo quemaduras ligeras, aunque los reconocimientos posteriores confirmaron que no tuvo otros efectos adicionales. En el ámbito de sanitario se notifica alguna incidencia, pero son más administrativas, como el olvido del dosímetro en una bata que se queda dentro del búnker donde se realiza un tratamiento, y al comprobarlo se ve que es una falsa alarma.

Los dosímetros pueden ser de lectura acumulada (se leen cada mes) o automáticos de lectura directa (se utilizan para campos de radiación intensos y circunstancias especiales, y permiten ver en tiempo real la evolución de las dosis). La alarma de estos dispositivos salta si se superan los niveles establecidos. El CSN tiene un protocolo para estudiar cuándo realmente se han superado los límites.

Si se confirma que una persona ha superado los niveles permitidos se pide un reconocimiento a un medico especialista, que determina si puede o no continuar en su puesto de trabajo con radiaciones ionizantes. La decisión está sometida a criterios médicos, aunque existen unos límites anuales y otros quinquenales, y según la cantidad recibida la persona afectada puede someterse a alguna restricción para continuar con su labor.

NORMATIVA DE PROTECCIÓN RADIOLÓGICA

La institución internacional que marca las pautas es la Comisión Internacional de Protección Radiológica, que emite una serie de recomendaciones, las últimas publicadas en 2007. Estas pautas se recogen en el Organismo Internacional de Energía Atómica, que las convierte en una normativa de rango internacional que, a su vez, en virtud al Tratado Euratom, la Unión Europea incorpora como directiva propia, y cada uno de los estados miembros las transpone a las legislaciones nacionales.

En España el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) es el organismo competente en materia de seguridad nuclear y protección radiológica. El CSN propone al gobierno la legislación general aplicable, como el Reglamento de Protección Sanitaria contra Radiaciones Ionizantes, además de desarrollar una normativa técnica propia, un cuadro muy amplio y detallado de protección de los trabajadores y el público, aplicable en cada tipo de instalación.

Según la última versión de la ley del Consejo, aprobada por el Parlamento a finales de 2007, el CSN también asume la obligación de colaborar con las autoridades sanitarias en asuntos como el sistema de protección radiológica del paciente.

Fuente: SINC
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