Claves para encontrar información de calidad en la web

¿Podemos fiarnos de Internet a la hora de buscar información científica?

Si pedimos a cualquier estudiante que elabore un trabajo sobre Galileo, probablemente lo primero que haga es teclear en Google el nombre del científico. Con sólo pulsar una tecla aparecerán más de 23.000 enlaces, encabezados por la omnipresente Wikipedia. Pero, ¿podemos fiarnos de esta información? ¿Y si en vez de un trabajo escolar buscamos referencias para un informe profesional?

La profesora de Historia de la Ciencia Elena Ausejo señala como factor esencial de fiabilidad la solvencia de la fuente de información. Ausejo, ponente del Curso de verano de la Universidad de La Rioja “Divulgación científica: concepto y práctica”, indica tres claves para saber si una fuente es o no fiable: la firma institucional, la firma personal y las referencias bibliográficas.

Recomienda que en la web donde busquemos información pueda identificarse claramente el soporte institucional que tiene, la entidad que la avala. El relieve, prestigio y solidez de esta entidad es lo que acredita la firma institucional. En segundo término está la firma personal, el autor. Sabiendo quién ha escrito el documento podemos informarnos sobre su curriculum vitae y hacernos una idea de su solvencia intelectual.

En tercer lugar, hay que fijarse en las referencias bibliográficas y preferir siempre una documentación avalada por estos datos. Que el autor nos diga de dónde ha sacado esa información, y que las fuentes sean de calidad, aporta fiabilidad a la página.

En términos generales, la profesora Ausejo considera que “podemos fiarnos de Internet para buscar información, sobre todo porque en la propia red contamos con recursos para filtrar esa información”. Esta labor de selección es imprescindible cuando la web nos ofrece tantos datos, y la divulgación científica juega aquí un papel importante a la hora de orientar a los ciudadanos sobre las diversas fuentes.

En cuanto a la Wikipedia (la enciclopedia gratuita abierta a las aportaciones de los internautas), “hasta el nivel de la ESO es una herramienta útil y fiable – afirma Ausejo – y en general su calidad media es aceptable. No encuentras grandes ‘barbaridades’ y crece en sentido correcto a bastante velocidad”.

Además de los buscadores, la red pone a nuestra disposición abundantes recursos bibliográficos. “Cuando yo empecé de becaria de investigación, a finales de los 80, las bibliotecas no estaban informatizadas ni disponíamos de correo electrónico - recuerda la hoy profesora de la Universidad de Zaragoza – Ahora, gracias a Internet, hay mucha información de buena calidad, rápidamente localizable y accesible”.

Entre los catálogos con información bibliográfica más empleados en la red destaca DIALNET (un proyecto impulsado por la Universidad de La Rioja en el que participan varias bibliotecas universitarias), que se ha convertido en la mayor base de datos de artículos científicos de libre acceso disponible en español. También ofrecen gran calidad catálogos como el REBIUN y el de la Biblioteca Nacional Española, entre otros.

Además de la búsqueda de libros y artículos, estas bases de datos nos sirven para consultar acerca de autores concretos. “Si no estás muy seguro de si un autor es fiable o no, puedes teclear su nombre en DIALNET y, si aparecen referencias, tendrás información suficiente para hacerte una idea cabal de su perfil investigador y un juicio razonable sobre su fiabilidad”, aconseja Ausejo.

En todo caso, con las páginas web hay que ser tan exigente como con cualquier documento en papel y valorar su organización, claridad, buenas referencias y adecuado uso de la iconografía. Y no despreciar el potencial de la red: “ahora no puedes prescindir de esta herramienta – asegura Elena Ausejo - , la información que pierdes si no le haces la pregunta a Google puede ser grave. ¡Te pueden sacar los colores!”.

Fuente: Universidad de La Rioja
Derechos: Creative Commons
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