¿Quiénes son los tres investigadores españoles más citados en el mundo?

Publicar para ser valorado

Una de las principales tareas de los investigadores es publicar estudios en revistas de prestigio para dar a conocer sus trabajos más recientes y relevantes. Una vez publicados, los artículos sirven de referencia para otras investigaciones. El número de veces que un estudio es citado permite a la comunidad científica valorar la repercusión del mismo, llevándoles a veces a publicarlo siempre bajo el lema de “publicar o perecer”. En España, tres investigadores de las áreas de Física, Medicina Clínica y Química se llevan la palma de las citas científicas.

Publicar para ser valorado

Para la comunidad científica la publicación es la forma más explícita de plasmar el producto de una investigación en algo tangible, en forma de artículo, pero también de patente, o de diseño. En la actualidad, existen diferentes bases de datos que recogen los indicadores bibliométricos. La más conocida y utilizada es la multidisciplinar Web of Science, base de datos elaborada por el Instituto estadounidense Thomson Scientific. Recientemente ha aparecido SCOPUS, producida por la editorial Elsevier.

Lo importante para los investigadores es que una revista acepte el estudio, como sello de garantía, y lo publique. Si la publicación se realiza en una revista internacional de alto prestigio, como Science, Nature, PNAS, PLoS, entre otras, el estudio cuenta con el primer indicio de calidad. Cuantas más veces se cite ese artículo, más reconocimiento obtendrá el propio investigador como señal de visibilidad y prestigio.

Ésta es la manera más evidente (pero no la única) para valorar y cuantificar el trabajo de la comunidad científica a través de unas publicaciones que difunden el nuevo conocimiento. Pero el volumen de estudios publicados y las veces que éstos son mencionados a su vez en otros artículos no implica ineludiblemente que el científico tenga la verdad absoluta sobre el tema de investigación.

Las referencias al artículo pueden poner en tela de juicio la investigación, contrastar sus datos con una nueva, romper la hipótesis inicial o el descubrimiento del artículo citado o incluso presentar críticas a la metodología empleada.

Cantidad y calidad, por tanto, se riñen en un sistema de citas donde, aun los más citados en España, Manuel Aguilar-Benítez (con 11.629 citas en el área de Física), José Manuel Baselga Torres (10.770 en el área de Medicina Clínica), y Avelino Corma Caños (9.927en el área de Química) ponen de manifiesto, ante todo, la importancia del trabajo en equipo, dentro de unas políticas científicas centradas (hasta la obsesión) en la “cantidad” publicada.

Un sistema de citas crítico

El uso que la comunidad investigadora hace de las publicaciones permite identificar artículos “especialmente” relevantes para el avance de la ciencia, según explica María Borbons, ingeniera del Grupo de Análisis Cuantitativo en Ciencia y Tecnología (ACUTE) del Consejo Superior de Investigación Científicas (CSIC). No obstante, las citas no miden la calidad de las publicaciones en sentido estricto. “Miden el impacto que éstas producen en los investigadores”, dice Borbons.

En el caso de Manuel Aguilar-Benítez, Director del Departamento de Investigación Básica del CIEMAT (Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas), en la Física Experimental de Partículas Elementales, este sistema “no permite en general valorar con total rigor el trabajo de los científicos”. Aguilar-Benítez que dirige, en la actualidad, un equipo de investigadores que participa en la construcción del instrumento AMS (Espectrómetro Alpha Magnético) para estudiar la radiación cósmica en la Estación Espacial Internacional, especifica que este hecho se debe “fundamentalmente” a que los trabajos de investigación están firmados por un número muy elevado de autores y, a simple vista, no es fácil hacer una catalogación de los méritos de todos ellos y la relevancia de su contribución.

Aguilar-Benítez, que ha finalizando la puesta a punto del experimento CMS (Espectrómetro Compacto de Muones) para el nuevo Gran Colisionador de Hadrones (LHC) del CERN (Organización Europea para la Investigación Nuclear), explica que la valoración real se hace “más eficazmente” en base a informes y opiniones emitidos por personas que han trabajado directamente con el investigador y pueden establecer una relación cualificada de sus méritos. De este modo, el sistema de citas premia a todos los firmantes por igual, con independencia de su aportación específica. Hoy, las revistas biomédicas ya animan a los autores a introducir una nota al pie de sus publicaciones que detalle la contribución concreta de cada autor a la publicación.

Para el químico Avelino Corma Caños, profesor de investigación del CSIC en el Instituto de Tecnología Química (ITQ) –centro mixto de la Universidad Politécnica de Valencia y del CSIC-, el sistema de citas es un criterio importante porque refleja el interés y la utilidad de los trabajos de los investigadores, pero considera que “está obligando a los científicos a rendir resultados a corto plazo”. En este aspecto, surge un problema añadido, y es que, según el científico “no se incentiva la investigación de ‘riesgo’”, es decir, que parece que no da tiempo a ahondar en temas más concretos.

Aunque los investigadores admiten que un exceso de publicaciones no debe interpretarse como un criterio idóneo para valorar a un científico, coincidiendo con María Borbons, la ausencia de citas y publicaciones es también algo muy clarificador.

Por otra parte, es importante tener en cuenta que no todas las áreas de investigación producen artículos al mismo ritmo. Esto se debe a la naturaleza misma de las disciplinas en general y de los estudios en particular, sobre todo, en las ciencias experimentales, como la Física o la Química. La tasa de citación puede, por lo tanto, variar incluso entre los grupos de una misma unidad científica. “Las áreas más básicas y aquellas con un ritmo más rápido de envejecimiento de la literatura científica son, con frecuencia, las que muestran mayores tasas de citación”, señala Borbons.

En comparación con las diferentes áreas, las Ciencias Sociales y Jurídicas revisten menos citas y tienen menor validez que las experimentales por el tipo concreto de estudios que se realizan. En las Humanidades y Arte contar las citas es “menos útil”. Borbons explica que en esta área son importantes las monografías “escasamente recogidas en las principales bases de datos de citas”.

Limitaciones conceptuales y metodológicas

El sistema de citas como evaluación científica presenta otras limitaciones que cuestionan el valor mismo de las citas. Si se consultan los artículos científicos, los investigadores emplean multitud de referencias a otros estudios e investigadores para elaborar sus estudios y mantener la credibilidad. Las limitaciones aparecen cuando los investigadores no citan todas las influencias que han recibido, sino “sólo una parte de ellas”, subraya Borbons.

Además, el sistema de citas o índice H tiende a fallar por errores tipográficos al insertar una referencia. En este sentido, introducir una referencia bibliográfica de la forma estandarizada y correcta no parece ser tarea difícil. No obstante, un autor mal citado compromete y desvirtúa la evaluación de citas que se haga sobre el investigador. A esto se añade que los propios científicos manipulen el indicador de citas cuando se citan ellos mismos en su propio estudio, lo que puede disparar el nivel de citas totales.

Efecto del halo

Los trabajos que más citas reciben son los que proceden de investigadores o centros de prestigio, lo que según la ingeniera se denomina el “efecto del halo”. En dichas referencias, los artículos en inglés sobresalen con respecto a los publicados en otros idiomas, dando prioridad a los artículos que se publican en las principales revistas científicas de origen anglosajón. Asimismo, los investigadores tienden a citar los estudios que se publican en revistas de alta difusión o que publican temas “calientes” o de gran actualidad científica.

España en el puesto 11 mundial

En las dos últimas décadas se ha experimentado un crecimiento muy importante de publicaciones españolas, que es “muy superior al observado para países de nuestro entorno”. La tendencia del número de citas es “ascendente” aunque según la Web of Science, España se encuentre en el puesto decimoprimero en número de citas, situándose en la media europea con 2.465.253 citas.

Las altas tasas de citación que encuentran Manuel Aguilar-Benítez, José Manuel Baselga Torres y Avelino Corma Caños se deben a que sus investigaciones son de gran interés para la comunidad internacional y “han conseguido un lugar en las redes sociales de su disciplina”. Este fenómeno confirma el alto reconocimiento internacional de la investigación realizada por los científicos. Las tres áreas que representan –Física, Medicina Clínica y Química- son los estándares de un proceso de internacionalización de la ciencia española caracterizado por una mayor orientación a publicar en revistas de alto prestigio y difusión internacional.

Manuel Aguilar-Benítez señala que “la Ciencia es una actividad globalizada” y destaca la cita de Louis Pasteur: “La Science n’a pas de Patrie”. Avelino Corma Caños cuyas investigaciones además de estar publicadas en las revistas de mayor impacto, han dado lugar a patentes de invención aplicadas industrialmente, subraya además que el índice de citas podría ser más elevado si se promocionara más la investigación en España. Entre otras cosas, propone “mayor financiación, primar la innovación y formación de equipos multidisciplinares”.

Sin embargo, en otras disciplinas, como las Ciencias Agrícolas, que tienen un índice de citación menor, España se sitúa en el tercer puesto mundial, con científicos como Francisco Tomas-Barberán, del departamento de Ciencias de la Alimentación y Tecnología del CSIC, que está en el puesto duodécimo de 2.128 autores.

Fuente: SINC
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