Un equipo de investigación mixto de la Universidad Autónoma de Madrid y del CSIC ha demostrado que es posible preparar láminas ultradelgadas, excepcionalmente planas, adecuadas para ser utilizadas en futuras generaciones de dispositivos nanotecnológicos, con técnicas de crecimiento pulsado.
Un grupo mixto formado por los investigadores Celia Polop, del Departamento de Física de la Materia Condensada de la Universidad Autónoma de Madrid, y Enrique Vasco y José Luis Sacedón, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, han demostrado mediante un estudio teórico que es posible obtener láminas ultradelgadas (de algunos átomos de espesor) excepcionalmente planas utilizando técnicas de crecimiento de flujo pulsado.
Este trabajo, publicado recientemente en la revista Physical Review Letters, propone una estrategia útil para "aplanar las montañas del nanomundo" a fin de implementar novedosos dispositivos nanotecnológicos, y constituye una puesta al día de las técnicas estándares de preparación de materiales para su uso en Nanotecnología.
Mediante estas técnicas, las superficies de las láminas son manipuladas a través del depósito del material en forma de pulsos muy densos de átomos energéticos. Estas técnicas permitirían, por ejemplo, implementar la próxima generación de cabezas lectoras de discos duros basadas en uniones magnéticas con efecto túnel a través de láminas ultradelgadas de óxidos cristalinos. Esto permitirá operar en el rango de los Terabits/pulgada2, siendo la densidad máxima de almacenamiento actual 10 veces menor, es decir, 100 Gigabit/pulgada2.
¿Superficies planas o rugosas?
La superficie de la Tierra vista desde el espacio es plana. Esta percepción se debe a la relatividad de las escalas: la altura del punto más alto (Everest, 8839 m) es 1500 veces menor que su diámetro. Sin embargo, a los ojos de un terrícola (altura media, 1.7 m) la superficie de la Tierra es extremadamente rugosa, sobre todo, si nos proponemos escalar el Everest.
Esta analogía nos sirve para entender cómo las superficies planas de los objetos cotidianos serían percibidas con una enorme rugosidad por un ser del nanomundo (altura 10-9m, es decir, la millonésima parte de un milímetro). Por ello, las tecnologías del futuro, que pretendan hacer uso de las propiedades de los materiales a escalas nanométricas, tendrán que "aplanar las montañas del nanomundo", como si de ingeniería civil se tratara.
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Referencia bibliográfica:
Polop,Celia;Vasco, Enrique; Sacedón, José Luis. "Preventing Kinetic Roughening in Physical Vapor-Phase-Deposited Films". Physical Review Letters, Lett. 100, 016102 (2008)].