El trabajo se ha publicado en el 'International Journal of Climatology'

Cambia la tendencia y disminuyen las precipitaciones en marzo y junio

Investigadores de la Universidad de Zaragoza del Grupo “Clima, Agua, Cambio Global y Sistemas Naturales” han participado en un proyecto internacional con Italia y República Checa para construir la “base de datos de precipitaciones mensuales con la mayor densidad de observaciones de Europa”. Una de las conclusiones es que, durante los últimos 60 años, marzo y junio han registrado una disminución de las precipitaciones en la España Peninsular.

Cambia la tendencia y disminuyen las precipitaciones en marzo y junio
Durante los meses de marzo y junio de los últimos 60 años hay una disminución de las precipitaciones en la España Peninsular. Foto: Heidi Vilppola.

Investigadores de la Universidad de Zaragoza, pertenecientes al Grupo Consolidado “Clima, Agua, Cambio Global y Sistemas Naturales”, reconocido por el Departamento de Ciencia, Tecnología y Universidad del Gobierno de Aragón, han participado en un proyecto financiado por el Ministerio de Ciencia e Innovación con la colaboración de expertos internacionales de Italia y República Checa para construir la “base de datos de precipitaciones mensuales probablemente con la mayor densidad de observaciones de Europa”. Así lo asegura José Carlos González- Hidalgo, investigador y primer autor de este trabajo que ha sido publicado en el International Journal of Climatology.

El trabajo se ha realizado en respuesta a una demanda realizada por el Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino, ante la escasez de datos y estudios sobre las precitaciones en España. La nueva base de datos analizó la totalidad de los más de 10.000 observatorios repartidos por tota España, llegando finalmente a la reconstrucción de 2.670 series mensuales de precipitación completas.

Esta labor ha sido posible gracias a la ingente labor de conservación que ha desarrollado el antiguo INM, actual Agencia Española de Meteorología, “en cuyos archivos se conserva una información de primera importancia para esta investigación. A raíz de estos datos, hemos logrado reconstruir cómo han sido las lluvias registradas en España desde 1946 hasta el año 2005”, apunta González- Hidalgo.

Entre las conclusiones que arroja este estudio figuran que durante los meses de marzo y junio de los últimos 60 años se registra una disminución de las precipitaciones de forma generalizada en la España Peninsular significativa desde un punto de vista estadístico, según se comprueba analizando los datos en estos miles de observatorios.

En el caso del marzo esta disminución es muy acusada, llegando al 69% del territorio peninsular., mientras que en junio esta disminución afecta al 30%. Una tendencia diferente es la del mes de octubre, en donde se ha detectado una tendencia al alza de las lluvias en un 34% igualmente significativa.

Dependemos más de la lluvia de otoño

“Respecto a la tendencia de los totales anuales, no podemos establecer conclusiones claras, pues si en la señal predomina la tendencia negativa, no es significativa estadísticamente hablando. Sin embargo el comportamiento estacional permite sugerir que dependemos más de la lluvia de los meses del inicio de la estación húmeda (otoño).

Los estudios estacionales han detectado que el peso relativo de la lluvia de otoño ha aumentado significativamente en ¾ de la España peninsular, sin haber aumentado claramente sus totales de precipitación, es decir la precipitación de primavera principalmente y en menor medida de invierno y verano ha descendido. Así lo asegura este investigador, que además afirma que aunque desde 1946 hasta 2005 se haya registrado una baja en las precipitaciones en el mes de marzo, culpable del descenso de la precipitación de primavera, en los últimos 5 ó 8 años parece que se esta produciendo un “un repunte” en este mes.

Este geógrafo, aprovecha para remarcar el papel clave del observatorio tradicional, cuyo número en la actualidad se está reduciendo en todo el mundo por diversas causas, entre otras al éxodo rural, que ocasiona que no haya datos de determinadas zonas rurales. “Es un fenómeno mundial muy peligroso, porque los satélites en ocasiones no pueden trasmitir correctamente la información por diversas razones, y además se necesita un periodo prolongado de solapamiento con datos de superficie para verificar las nuevas medidas.

Por ello, son necesarios los dos instrumentos para validar los datos”, señala este investigador, que se considera escéptico ante las generalizaciones de determinados estudios sobre las precipitaciones que sólo tienen en cuenta unos cuantos observatorios por cada país.

Fuente: Aragón Investiga
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